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Músicos recuerdan a “Pichín” Luzárraga
Roberto Viera recuerda que José “Pichín” Luzárraga tocaba la guitarra en un grupo guayaquileño llamado X6, allá por la década del 60. Viera, quien era el entonces director musical y guitarrista de Los Corvets, conocía a “Pichín” desde que era un adolescente de 15 años.
Viera relata que tras las innumerables presentaciones de Los Corvets con su música del recuerdo -esa de la vieja ola o más bien adaptaciones al castellano de canciones estadounidenses-, decide dejar al grupo, pero antes de eso busca a “Pichín” para que lo reemplace.
“En X6 tocaba junto con Tommy O’Rorke y Pepe Núñez. Luego saqué a ‘Pichín’ de Los Corvets y empezamos con Los Cuatro. Tocábamos en lugares como el Club de la Unión y el Guayaquil Country Club. Grabamos dos discos de música del recuerdo. Uno de ellos se llamaba ‘Boleros y boleros’.
El último período en que hicimos música juntos fue entre 1990 y 2001. Después él grabó sus discos como solista”, relata Viera sobre el recientemente fallecido músico, quien en 1977 pasó por Los Shadows y que no solo tocaba la guitarra. “Pichín” Luzárraga también entonó el bajo y era cantante.
El actual líder de Los Corvets, Roberto Vallarino, afirma: “No había mejor sustituto para Viera que Pichín durante su paso por Los Corvets”. “A él lo recuerdo como un músico muy autoexigente. Hicimos una gran amistad con él y su familia. Y no lo digo ahora porque está muerto. Simplemente fue así”, dice Vallarino sobre “Pichín”, quien falleció el sábado pasado a los 62 años, víctima de un cáncer de próstata que lo aquejaba desde hacía tres años, pero que no le impedía tocar en sitios como El Rincón de Lichi, en la vía a Samborondón.
De hecho, su última aparición en los escenarios fue hace casi cuatro meses en la residencia de una familia amiga suya. Allí Luzárraga entonó música instrumental, italiana, baladas y boleros.
César Aragundi, ex guitarrista de La Tromba y que ahora reside en Estados Unidos, coincide con el criterio de Vallarino en cuanto a lo autoexigente.
“‘Pichín’ siempre quiso hacer las cosas perfectas. Era de gran tenperamento y carácter. También era un estudioso de la música, autodidacta, buen guitarrista y cantante para quienes tuvimos el honor de compartir escenario y conocer de cerca de su talento”, escribió Aragundi en una de las fotos que el sexuagenario baterista Eduardo Salvador publicó hace un par de días en su perfil de Facebook.
Salvador rememora que también tocó con “Pichín”. “Me acuerdo de que tocamos con el ‘Chino’ (Tito) Haensel en El Trovador, que en la década del 70 era el primer bar de música retro rock que se abrió en Guayaquil”, dice sobre el músico, cuyos restos fueron velados en la Junta de Beneficencia y sepultados en el Cementerio General.