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Moonlight visibiliza barrios marginales afro
Con frecuencia, los noticieros de Miami están cargados de hechos violentos protagonizados por jóvenes y adultos de la zona de Liberty City, donde se hacen “ríos de sangre” y emergen historias de vidas truncadas por drogas o armas.
Pero Moonlight, que ganó tres premios Óscar, incluyendo a la mejor película del año, ha mostrado otra realidad y se ha convertido en un foco de esperanza para los barrios pobres y gente negra de esa zona de la ‘Ciudad del sol’, además en una fuente de orgullo para sus habitantes.
“Mucha gente piensa que nosotros somos una mala comunidad y no es así”, dijo Natalie Alegría Baldie, directora artística de la ejecución y los Centro de Artes Visuales en la Escuela secundaria Miami la Northwestern Senior, el alma mater del director Barry Jenkins y donde tres estudiantes fueron reclutados para papeles menores en la película.
“Somos fuertes, inteligentes y llenos de mucho talento y hacemos lo que tenemos que hacer para salir adelante en la vida”, dijo a la agencia AFP.
“Solo necesitamos a nuestros hijos para ver el aspecto positivo de Liberty City. Y qué grandes cosas acá pueden pasar como lo que ocurrió con el Óscar”, agregó.
Moonlight no solo fue la primera película hecha en Miami en ganar el premio más importante de la Academia, también fue la vitrina de elogios para Mahershala Ali, el primer actor negro y de creencias musulmanes que ganó un Óscar y que salió de ese barrio.
El filme está basado en una obra de Tarell McCraney que él ha descrito como una experiencia semi-autobiográfica de los acontecimientos de su propia vida, al crecer en Liberty City como gay, expuesto a la marginación y rechazo de su propia gente.
Jenkins también creció en el mismo proyecto de vivienda pública, construido en 1937, siendo uno de los más antiguos de Estados Unidos, en donde también han salido grandes profesionales, así lo dijo Moisés Shumow, profesor asistente en el departamento de comunicaciones de la Universidad Internacional de la Florida.
Shumow recientemente presentó un documental sobre la zona y mostró los recuerdos de los años de esplendor de esa barriada en la que no solo habitan afros sino blancos y latinos.
Su documental también muestra las luchas que Liberty City ha sufrido, que van desde la segregación y la incapacidad de los residentes en conseguir préstamos de vivienda o los disturbios con tintes raciales en la década de 1980, sumado a la “epidemia del crack de los 90”.
Los historiadores dicen que uno de los problemas de la comunidad afro de Miami fue la construcción de carreteras que dividieron los barrios pobres y en los acomodados y eso “trajo enemistad, violencia y racismo”.
En Moonlight el público se adentra a la vida interior de personas de esa comunidad que luchaban contra los estereotipos, la adicción, la angustia y la pobreza.
Hollywood ha sido acusado de pasar por alto a los actores negros y sus historias por lo que los tres premios conseguidos la noche del domingo para la comunidad afroamericana.
El filme afro muestra personajes con profundidad y defectos, como el narcotraficante cubano interpretado por Ali, que actúa como una figura paterna sensible a un niño, pero se ve acosado por la vergüenza cuando el niño se enfrenta a él sobre la venta de drogas a su madre.
“Hay una ternura y una vulnerabilidad en los personajes que no hemos visto, sin duda que viene de Hollywood y los grandes estudios de cine”, dijo Anthony Browne, presidente del departamento de afroamericano y Estudios Latinos en el Hunter College de Nueva York.
“Representa un gran paso adelante en términos de cómo se representan los afroamericanos”, dijo Browne. “Ese tipo de complejidad que se muestra en la película es bastante notable”.
Browne cree que la cinta se estudiará en los próximos años y que inspirará cuentos más auténticos. “Si a los afroamericanos, al igual que otros grupos, se les da la oportunidad de hacer y contar sus historias, enriquecerá el género”.
Jenkins invitó a los actores y cineastas a visitar las zonas pobres y afroamericanas para que encuentren historias esperanzadoras y de gran valor, en medio de tanta miseria. “La miseria es el pan de cada día en esas zonas, aún en el 2017 y en el mejor país del mundo. Para nosotros la lucha es diaria y severa, pero aún así, los afroamericanos sabemos salir adelante y alcanzar los sueños como ganar un Óscar”, agregó. (I)