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Madonna conjugó lo divino y lo profano en un concierto en Tel Aviv
Madonna hizo bailar sin descanso a la gente en la inauguración en Israel con una potente mezcla de beatitud y provocación "MDNA Tour", la gira mundial más larga de su carrera.
El espectáculo, en el que hizo una larga intervención en favor de la paz en Oriente Medio, comenzó con un gran incensario balanceado por bailarines vestidos de monjes, mientras sonaban rezos en hebreo ante una gran cruz.
"Girl gone wild", "Revolver", Gang Bang"... Madonna fue desgranando sus temas más marchosos, sin olvidar clásicos como "Express yourself" o "Papa dont preach".
A sus 54 años, Madonna protagonizó ante más de 30.000 personas un derroche de energía en el que dos ideas, lo profano y lo divino, y dos religiones, judaísmo y cristianismo, se entrelazaban constantemente en una mezcla de cine, música y coreografía.
La diva estadounidense más universal salió con 45 minutos de retraso al escenario, pero con muchas ganas de agradar, como si la reina del pop llevase una segunda corona, la de la monarca judía Esther, nombre con el que se rebautizó al acercarse al judaísmo hace una década.