Los hermanos Vivancos no se parecen tanto físicamente pero el aire familiar es totalmente perceptible. Volvieron al país luego de un año y medio para presentar ‘Aeternum’ hoy, a las 20:00, en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura.

Según ellos, este montaje tiene un mensaje claro: la eternización del hombre a través del arte. “La idea partió de la inmortalidad que el arte le brinda al hombre. Lo imposible hecho posible”, dice Josua Vivancos.

Sostienen que representan esa eternidad a través de su estética corporal, a la que se le añaden acrobacias.

Sin ánimo de dañarle la sorpresa al público, anuncian que en algún momento se los podrá ver danzando con los ojos vendados y zapatear de cabeza. 

Es que en sus espectáculos, a los que han bautizado Extreme Flamenco Fusión, habrá danza contemporánea, breakdance, hip hop, claqué (es decir, ‘tap’ estadounidense), artes marciales y circo.

A su nueva obra ‘Aeternum’ la definen como una disección de lo extraordinario, con pasos sutiles. “Nos tomó como doce meses, porque luego de plantear las ideas viajamos a Budapest (Hungría) para componer la música”, comenta Cristo Vivancos.

Además, el trabajo no se resume a la hora y media que se presenta al público, sino que requiere de ensayos y reestructuraciones constantes de 8 a 10 horas diarias. El secreto de tanto éxito y calidad es el trabajo y la disciplina.

Sus shows han recorrido casi todo el mundo. Sin embargo, la conexión ha sido prácticamente la misma debido a la claridad del mensaje. “Esto se debe a la honestidad con nosotros mismos y con el público”, sostiene Josua.

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Una vida enmarcada en el arte

El padre de estos artistas, Pedro Vivancos, fue quien los introdujo en la vida artística, manteniéndolos juntos -a pesar de ser hijos de diferentes madres-. “Nuestro padre siempre quiso que trabajáramos juntos y aunque aprendimos diferentes disciplinas logramos un espectáculo homogéneo, pero variado”, dice Aaron.

Antes de consolidar la compañía de danza extrema, la primera idea de los hermanos fue montar un circo o una orquesta sinfónica. También decidieron abrir sus caminos para nutrirse de los conocimientos de cada uno. Es así que su experiencia como músicos y primeros bailarines de distintas compañías los llevó a fortalecer el trabajo familiar. “Se puede decir que somos siete solistas juntos y la amalgama nos salió muy bien”, reitera Aaron.

Pero esto no es fortuito, la perfecta combinación de elementos artísticos y escenográficos toma mucho tiempo. “Probamos las posibilidades mil veces antes de aprobarlas”, cuenta Aaron.

Reconocen que ese es su trabajo y no saben hacer otra cosa. Nacieron con este ritmo de vida, desde que tienen uso de razón han estado dentro de un escenario o sala de ensayo. “Desde que llegamos al mundo estamos dentro del arte. No conocemos otra cosa y tampoco queremos”, concluye Josua.

El Récord Guinness

Hace dos semanas Los Vivancos ganaron el Récord Guinness al ‘zapateado de flamenco más rápido del mundo’ con casi 1.400 ejecuciones por minuto. El récord anterior era de 800, que los posicionó dentro del arte en el mundo.