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Los Gallardo celebran la Navidad en casa de doña Lilia, la matriarca de la familia

Lilia Romero viuda de Gallardo tiene 90 años y esa edad no le impide moverse de un lado a otro con la vitalidad de una mujer con la mitad de su edad. De hecho, físicamente parece que tuviera como máximo 70. Aunque está en casa de Chela, una de sus ocho hijos, está pendiente de la llegada del resto de parientes para la foto navideña en la ciudadela Bellavista.

Doña Lilia organiza a su familia para la foto. Delega los puestos y ocupa el centro del grupo como la matriarca de los Gallardo.

No están todos los que ella quisiera, pero hay muchos.
“Si estuvieran todos mis hijos, nietos y bisnietos ahora, tendríamos que tomarnos la foto en un estadio porque en esta casa no entrarían todos”, dice en tono de broma por lo numerosa que es su familia.

La madre de Miguel ‘Miguicho’ y Homero Gallardo Romero, reconocidos músicos locales que en la década del sesenta lideraban el grupo Los Hippies, asume el liderazgo y cuenta algunas anécdotas sobre cómo los suyos han celebrado estas festividades durante décadas.

“Siempre ha sido en mi casa. Cuando me casé con el doctor Miguel Gallardo Añazco empezamos a festejar en nuestro hogar, que entonces quedaba en las calles Nueve de Octubre y Rumichaca.

Pero desde hace unos cinco años nos reunimos todos en la urbanización Jade, en la vía a Samborondón. Ahora vivo allí”, relata con mucha lucidez, pese a su avanzada edad.

“Cuando Miguicho y Homero eran niños nos habíamos cambiado a Urdesa. Ahí desde pequeños tenían su gallada. Ya se inclinaban por la música con sus amigos. Eran otros tiempos. La Navidad de entonces era más tranquila, más familiar para la mayoría de las familias. No me adapto a la vida actual en la que la tecnología le ha dado otro sentido a estas fechas”, refiere la nonagenaria que aún prepara el chocolate para la cena y que religiosamente se la sirven a la medianoche.

Los demás hijos de doña Lilia son Amalia, Chela, Conchi, Marco, María del Carmen y Petronio, cada uno con su descendencia.

Miguicho, quien a sus 62 años todavía conserva la pinta rockera de su época en Los Hippies, recuerda que hasta los siete aún creía en Papá Noel.

“Yo estaba convencido de que el viejo gordo de rojo era quien me daba los regalos en la Navidad. Me dolió mucho cuando me enteré que no era Papá Noel sino mis padres quienes dejaban los juguetes en el árbol”, relata Miguicho, mientras se acomoda los mechones de su melena azabache que está un poco sujeta por un cintillo.

Agrega que, como sus ilusiones de Papá Noel se habían ido, decidió darle los regalos a sus hermanos menores.

“Cuando descubrí lo de Papá Noel me habían regalado un enorme barco pirata de las aventuras de Peter Pan. El barco era demasiado grande y no podía jugar con él”, refiere con cierta mirada de nostalgia que contrasta con su imagen de músico rebelde que ha pasado por una infinidad de bandas como los Streyker’s, la primera que tuvo, o Los Abuelos, una de las más contemporáneas.

Homero sostiene que la Navidad siempre es una ilusión para cualquier niño. “Todos tenemos un niño adentro, sin importar cuán adultos seamos. A mí me daba gusto cuando una de mis hijas era feliz con una de sus muñecas, ella estaba convencida de que caminaba”, cuenta el extecladista de

Los Hippies y actual propietario de Homega, su negocio en el que vende equipos para música.
Miguicho rememora que el mejor regalo que Homero recibió en su niñez fue un órgano.

“Habíamos ido con mi hermano Homero a ver un órgano en Philips. Él tenía unos 13 años, pero ya tocaba el piano desde los 6. Queríamos comprarlo, pero era demasiado caro. Como no se podía, Homero estaba muy triste. Le dije a mi papá que lo ayudara. De repente los del almacén vinieron a tocar la puerta de la casa. Él se asomó y no podía creerlo, pensaba que se habían equivocado de casa. Nunca olvido la cara que puso él y qué feliz estaba”, narra Miguicho, el dueño de Casa Musical Gallardo, mientras su entrecano hermano asiente con la cabeza. “Definitivamente, ese órgano fue mi regalo favorito”, dice Homero.

La reunión familiar no era solo para la foto navideña. Era también el cumpleaños de uno de sus miembros.

Chela, una de las mayores de los hijos de doña Lilia y dueña de casa, estaba con su vástago Marco Gallardo Rizzo. Estaban Lilly y Michelle, hijas de Miguicho y Marisol Gutiérrez (faltaban Miguel y Homero, conocido como Ringo para distinguirlo de su tío); Alejandra (casada con José Antonio Buenaño), Glenda, apodada por su familia como ‘Gupy’ (para no confundirla con su mamá que se llama Glenda Menéndez), Mariuxi y Ricky, hijos de Homero Gallardo Romero. A la casa de Chela también acudió Byron Saltos, nieto de doña Lilia, quien prefiere que lo conozcan como si fuera otro de sus hijos.

Marco trajo una torta, que parecía un redoblante de batería con sus baquetas. Su cumpleaños había sido el jueves pasado, pero decidió celebrarlo con su familia al mediodía del sábado. Pasada esa hora, empezaron a irse para terminar algunas tareas pendientes previas a la Navidad, una en la que todos tocan algún instrumento, desde el piano, pasando por la guitarra, el bajo, la batería y más.

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