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Las cortinas le dan un toque de ‘personalidad’ a la habitación y sala de estar
En una casa no puede faltar la luz, pero si queremos mejorar la habitabilidad de las estancias habrá que graduarla. Las cortinas se vuelven así imprescindibles y están presentes en todos los cuartos: son tan prácticas como decorativas.
El color y el tejido determinarán el paso de luz, si son en tonos pastel obtendremos mayor luminosidad, pero si queremos menor claridad se necesitará la elección opuesta. Además, estas deben ir en consonancia con el resto de la decoración: combinar con el color de las paredes o con la tapicería, sobre todo si se apuesta por estampados o bordados.
La función que vayan a realizar condicionará la clase y la composición de las cortinas. Si lo que queremos es ocultar un poco el contenido del cuarto, se usarán materiales muy transparentes y ligeros, bastando en ocasiones los visillos. No obstante, la intimidad pedirá materiales más pesados como el tafetán, el shantung o la seda natural que acompañarán al lino, al algodón o la gasa.
Tipos de cortinas
El modelo más empleado para salones y grandes dormitorios es el de dos paños. Pueden ser más o menos barrocas, cuelgan por medios de argollas o aros de una barra y suelen usar pasamanería.
Las cortinas de rieles: son las que usan ese sistema para colgarse y se utilizan sobre todo en lugares donde no hay mucho espacio entre ventana y techo. Se descorren mediante una cuerda y pueden tener uno o dos paños.
Para las otras estancias, como los dormitorios auxiliares o infantiles, se suele optar por cortinas más sencillas, las romanas, venecianas o los estores, que también tienen cabida en el salón. Entre las novedades están los paneles japoneses o las cortinas verticales.
Complementos
Los alzapaños son la forma más tradicional de recoger estos elementos textiles. Fijados en la pared, la dejan en su punto justo para dar claridad suficiente. Cuanto más alto lo situemos, más caída tendrá la tela.
La pasamanería constituye un arreglo muy elegante para la tela que elijamos en nuestras cortinas. El ribeteado puede ser generoso en colores y acabar en flecos, borlones, bolas… Solo hay que echarle un poco de imaginación y saber cómo queremos que luzca nuestra ventana.
Para colgarlas podemos utilizar barrales de madera, hierro u otros materiales o rieles de plástico, de metal o de aluminio. La tela irá sujeta con argollas, presillas o tiras de tela. La cortina va sujeta con pequeños ganchos y se desliza por medio de unas guías.
Estilos
Rústico lo mejor es el lino y los colores naturales: chocolates, tierras y tonos suaves. En un estilo moderno este tejido también está presente, pero en tonos más agresivos o saturados y junto a él pueden entrar las formas complejas en papel o en superposiciones mixtas.
El clásico, con estampados sobrios, vuelve cada temporada renovado pero cada vez menos grueso. Flores elegantes diminutas o en hilera juegan junto a los sofás o paredes, en salones de casas de campo o en dormitorios. Los dibujos tradicionales, de tipo colonial o real, se sofistican y aparecen en matices de seda con leves brillos metálicos. Las rayas irregulares, con patrones de diferentes anchuras, les dan mayor realce.