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Kathleen Rangel es quien arma el pesebre y el árbol en su casa
Para cuando llega diciembre si hay algo que nunca deja de hacer Kathleen Rangel, al menos desde que tenía cuatro años -según recuerda ella-, es empezar la búsqueda de las cajas donde quedaron los recuerdos de María, José, los renos, para posteriormente armar el pesebre.
“Al inicio era más complicado, porque había que hacer las bases de la casa con cartones, pero ahora que ya vienen hechas todo es más fácil”.
Se trata de una tradición de familia que, según la intérprete, con el tiempo ella heredó. “Fue como algo que pasara por generaciones, mi abuela lo hacía antes hasta que mi mamá la relevó. Desde hace algunos años yo conservo la tradición”.
Su mamá, Margarita Rivera, dice que la razón que los lleva a mantener la costumbre “es porque se los ha criado con bases católicas. Ella era de las que me preguntaba cómo llegaba Papá Noel y tan solo les respondía que él entraba como humo por debajo y dejaba los juguetes”.
Al igual que el pesebre, Kathleen es quien se encarga de poner y adornar el árbol de Navidad. “Para mí siempre ha sido divertido, porque pasan cosas que se disfrutan entre familia, como me ha ocurrido cuando ya están listo todos los adornos y al poner las luces estuve a punto de caer encima del pesebre, o al colocar la estrella se me vino todo encima. Son cosas chistosas que ayudan a unir a la familia y que se rían de ti”.
Otra de las anécdotas que más recuerda se dio hace diez años.
“Teníamos un perrito, que era como el Grinch de la familia porque odiaba la Navidad, cuando lo poníamos, lo mandaba abajo hasta que decidimos cerrar los muebles. Fue el año que me más costó armar el arbolito”.
De todas las navidades que ha pasado dice que existen tres regalos especiales que no olvida.
El primero lo recibió a los 3 años, “una muñeca de tela con una cabeza muy grande, para lo que tenía que tomarla por el cuello por lo pesada que era. Después llegaron un órgano, que fue mi primer obsequio musical, y un micrófono rojo, al que lo tomaba, se ponía un sombrero rojo y subía a la mesa a imitar a Karina”.
Cuando se le pregunta a su mamá cómo la recuerda de niña, ella cuenta que la veía corriendo por la casa muy entusiasmada con unos chispeadores. “Mi hija esperaba al día siguiente para que le abrieran los regalos, no como ahora que se acostumbra que es el mismo día. Le decía que Papá Noel tiene que venir y ya a las seis de la mañana al filo de su cama encontraba el regalo”.
Ahora, con 26 años, Kathleen cuenta que acostumbra a recibir la mañana del 24 de diciembre entre películas navideñas. Es ya después del almuerzo que asegura que empieza la locura del día. “Por eso en la familia nos delegamos funciones”.
Explica que mientras su hermano y su padre -ambos se llaman Carlos- se encargan de las cosas más pesadas ella es quien pone la mesa, para lo que se toma dos horas en arreglarla. “Para ese día utilizamos vajilla de primera navideña, copas, vasos, cubiertos, y mantelería completa, velas, no se me escapa un solo detalle”.
“Mi mamá, en cambio, es quien hace la cena y a quien, por cierto, a diferencia de lo que ha escuchado que queda el pavo seco, a ella le sale bien jugoso. Creo que es por todo el vino y la maracuyá que le pone. Lo que hacemos es como mi abuelito, de parte de mamá es de la Sierra, no nos olvidamos del mote, choclo, papa cocinada y el pavo al horno, relleno, chocolate, pan de pascua y el vino”, dice.
“Es una noche mágica”, expresa la mamá de la intérprete.
De hecho, Kathleen cuenta que esa frase, con la que su familia describe la Navidad la tomó como parte de la letra de la canción que escribió, ‘Es Navidad’, y que se desprende del disco de villancicos de Teleamazonas que está a la venta.
Desde hace dos años Kathleen ha apostado por los villancicos. Lo hizo con el tema ‘Noche de paz’, pero en una versión de jazz con algo de funk. “Este año pudimos hacer un disco de villancicos, nos costó mucho porque tuvimos semana y media para terminarlo y lo logramos”.
Para Kathleen “la Navidad es igual a la felicidad, nada de estar triste ni llorar. No llorar por lo que pasó. Unión, mucha paz, no estar peleándose. Reconciliación. El verdadero sentido de la Navidad es recordando el nacimiento del Niño Jesús”, asegura la intérprete, que desde los cuatro años pone el pesebre en su casa.