Para quien espere que, en la vida real, James Spader (Boston, 1960) pueda compartir rasgos con alguno de los peculiares –también entrañables– personajes que le han hecho famoso, el actor no decepciona. “Nada es lo suficientemente raro para mí”, gusta decir. En efecto, su trabajo es un reflejo de sí mismo y, a primera vista, el Spader que pasea por Nueva York podría ser perfectamente el criminal de la serie The blacklist, Raymond ‘Red’ Reddington. Sus compañeros de reparto están de acuerdo con esta evaluación. William Shatner, de la serie Boston legal, señaló que Spader no podía ver a gente comiendo en el plató.

También era bueno en las obras de teatro del instituto que dejó a los 17 años, para probar suerte en Nueva York. Ser joven y apuesto le impidió ser el tipo de actor que sentía llevaba dentro. “No parecía un actor de carácter, aunque eran los papeles que quería. Lo era pero no lo parecía, interpretaba a los malos”, cuenta. Y destacó en ello como Rip, el traficante de coca en ‘Menos que cero’ (1987) y Steff, el estudiante rico y burlón de ‘La chica de rosa’ (1986).

Ahora, 37 años después, The blacklist, y su antihéroe ‘Red’ le permite a Spader incorporar sus mejores dones: el vicio, la enrevesada oscuridad, la violencia sugerida y mostrarse inexpresivo ante el ingenio del guión. Aunque el guionista Jon Bokencamp imaginó a Gary Oldman o a Kevin Spacey, ahora no puede ver a nadie más haciendo el papel.