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Fanáticos de Paul McCartney se concentran afuera del hotel para verlo "aunque sea de lejos"
Desde las 09:00, Johanna Terán (19 años) llegó con su prima Carla Terán (17 años), para ver si "tenían chance" de ver "aunque sea de lejos" a Paul McCartney, quien se encuentra hospedado desde la noche de ayer, en el hotel Marriot, ubicado al norte de la capital.
Los alrededores del lugar se encuentra rodeado con un piquete de agentes del orden, incluso algunas camionetas de la Policía Nacional rondan la salida del establecimiento. Además se cercó el sitio y solo se permite el acceso a las personas que se encuentren en el hotel o demuestren que acuden a un evento, indicó uno de los uniformados.
Pero eso parece no importarle a las dos chicas que llegaron portando una foto del artista y se ubicaron en uno de los ingresos del hotel (entre la Orellana y Amazonas), que se encuentra cercado por una delgada malla de acero.
Con la esperanza de que el exintegrante de The Beatles asome por una de las ventanas de la suite, mantuvieron su mirada hacia arriba. "Aunque sea de curiosidad se ha de asomar. Nos conformamos con verlo de lejitos", dijeron entre risas.
Las chicas vinieron desde Ambato (provincia de Tungurahua) junto con sus padres Rigoberto y Álex, respectivamente, para ver al legendario cantante. Las jóvenes explicaron que sus padres se encuentran en el Estadio de Liga (sector de Ponciano, norte de la capital) para hacer fila, porque ellos sí asistirán al concierto que inicia a la 21:00. "Yo crecí escuchando a los Cuatro de Liverpool y la música en torno a la banda y me gusta mucho The Wings, pero la plata no le alcanzó a mi papi para comprar otra entrada. Por eso vengo a buscarlo", contó Carla con resignación.
Otros fans también vinieron de varias provincias del país como Manabí, Guayas, Santo Domingo, Loja, El Oro, entre otras. Cirilo Oviedo (42 años) vino desde Quevedo (provincia de Los Ríos). Él llevó un boceto del rostro de McCartney, con la ilusión de mostrarlo al compositor inglés. "A mí no me gusta comprar revistas, ni coleccionar fotos, pero me encanta dibujar. Solo de él he pintado 48 carboncillos de cuando era joven y otros 14 junto con su esposa", comentó.
El hombre reconoció que hubiera querido presenciar en vivo a uno de los repertorios de este gran concierto, pero comentó que "las entradas cuestan un platal".
Hasta el mediodía no se registraron desmanes. Según los agentes de control, los fanáticos y curiosos no protagonizaron ningún desorden ni trataron de ingresar al hotel.