El padre de los “pitufos”, Pierre Culliford ‘Peyo’, es homenajeado desde hoy en Bélgica desde las salas de exposiciones de El centro del cómic, el lugar más antiguo de toda Europa que se dedica a esta expresión y que recibe la visita anual de más de 200 mil personas.

Un poco más de 100 retratos diferentes en una pared de 20 metros cuadrados colgados encima de la exposición permanente honran el legado en las artes de este dibujante conocido como Peyo, quien falleció en 1992 de un ataque al corazón cuando tenía 64 años.

Empezó sus estudios en la academia belga de Bellas Artes, pero al cabo de unos meses la abandonó. Durante la segunda guerra mundial empezó a trabajar en un estudio de animación, donde conocería a autores como Morris y Franquin.

Más tarde trabajó para agencias de publicidad; apasionado de la historia de la Edad Media crea a su primer gran personaje medieval cuando da vida en los periódicos de Bruselas a Johan, un joven paje investido de misiones caballerescas al que pronto busca un compañero, pasando a ser la serie de Johan y Pirluit. En una de sus aventuras descubren, en medio de un tupido bosque, un pequeño pueblo habitado por duendes azules, se trata de la historieta La flauta de seis agujeros, aparecido en 1958 en Spirou.

El éxito instantáneo de Los Pitufos, y el trabajo de Peyo en sus versiones de animación y publicidad de marca, obligaron con el tiempo a Peyo a abandonar a sus otros personajes, hasta el punto llegar a decir que se sentía "prisionero" de ellos.

Debido al éxito, esta historia también ha sido objeto de críticas y leyendas urbanas en las que relacionan a los pequeños personajes azules con el nazismo, satanismo, brujeria, homofobia, machismo, sexismo y demás historias que solo han contribuido a su fama. En YouTube se puede encontrar varias animaciones y videos en los que se relaciona esta serie infantil con las leyendas antes mencionadas.