El año 2006 fue decisivo para el cine nacional porque se oficializó el Día del Cine Ecuatoriano, el 7 de agosto. Asimismo, se expidió la primera Ley de Fomento a la Producción Cinematográfica, además se creó el Consejo Nacional de Cinematografía, entidad que contaría con fondos para créditos, premios, producción y concursos. De igual manera se instituyó el Premio Augusto San Miguel que, en su primera convocatoria, premió a Víctor Arregui y su largometraje de ficción ‘Cuando me toque a mí’, basado en la novela de Alfredo Noriega ‘De que nada se sabe’. Con este filme Manuel Calixto ganó el premio al mejor actor en el Festival de Biarritz, en Francia.

Augusto San Miguel. Los años del aire

Por qué es importante este personaje, se le consulta a Wilma Granda, la persona que más sabe sobre la vida y obra de San Miguel (publicó en 2007 el libro ‘La cinematografía de Augusto San Miguel, Guayaquil 1924-1925, los años del aire’). “Primero porque fue el silenciado de la cultura oficial durante décadas”, contesta. “Cuando hace su primera película ‘El tesoro de Atahualpa’ (estrenada el 7 de agosto de 1924), era un joven de solo 19 años, que estaba planteando el primer largometraje con argumento. Un gesto tan audaz que le significó que recién desde 2006 en adelante, pese a que ya se sabía de San Miguel por las investigaciones que hizo la Cinemateca Nacional, se lo visibilice oficialmente”, expresa Wilma.

Dueño de una gran fortuna, el joven San Miguel financiaba con su propio dinero todos sus proyectos artísticos. Para producir sus filmes creó la compañía Ecuador Film Co. En noviembre de 1924, estrenó ‘Se necesita una guagua’, su segunda película de ficción, un filme cómico. San Miguel se definía ideológicamente por los pobres, según cuenta ella.

“Su tercer y último trabajo, ‘Un abismo y dos almas’, es un filme que denuncia el maltrato de los indígenas por parte de los hacendados. Después de esta película, San Miguel no volvió a filmar largometrajes, aunque sí hizo varios documentales. Cuando murió, en 1937, estuvo ‘desaparecido’ durante décadas, pero gracias al legado que dejó ahora está más vigente que nunca”, asegura Wilma Granda.

De los 40 a los 70

Esta es un etapa donde la mayoría de los trabajos fílmicos que salen son documentales etnográficos o de temática social y dos o tres largometrajes de ficción. En 1939, se filma ‘Los cazadores de cabezas’. El sueco Rolf Blomberg rueda en 1947 ‘Huaoranis, cofanes y Shuaras’. La empresa Ecuador Sono Films y Alberto Santana estrenan en 1949 ‘Se conocieron en Guayaquil’, el primer cine parlante del país.

En el teatro Universitario se proyecta el largometraje Mariana de Jesús, Azucena de Quito (1959), producida por Equinoccio Films y dirigida por Paco Villar. En 1961, se estrena el filme de ficción ‘Los Guambras’, auspiciado por el Ministerio de Educación e Industria Fílmica Ecuatoriana.

En 1969, la revista Cine Club Universitario alerta sobre ‘El falso cine ecuatoriano’, a propósito de una serie de coproducciones ecuatoriano-mexicanas: ‘Romance en Ecuador’, ‘Caín, Abel y el otro’, ‘Sos conspiración bikini’, ‘Peligro, mujeres en acción’, ‘Cómo enfríar a mi marido’, ‘24 horas de placer’, entre otras, que se filman en el país con la concurrencia de conocidos artistas ecuatorianos como Ernesto Albán, Julio Jaramillo, entre otros que hacen papeles secundarios.

En los 70 se filma una gran cantidad de documentales con temática social. Gustavo e Igor Guayasamín realizan los cortometrajes ‘Guangaje, día de los muertos’ y ‘El cielo para la Cunshi’, mientras el Grupo Kino estrena el documental Minga. La obra pública del gobierno nacionalista revolucionario del general Rodríguez Lara es filmada por productores como Cuesta Ordóñez, Industria Cinematográfica Ecuatoriana. Rodrigo Granizo, José Corral, Empresa Granda, Cadena y Gallardo, entre otros. Gustavo Corral y el grupo KINO producen ‘Asentamientos humanos, desarrollo y hábitat’.

Fredy Elhers y su documental ‘Nuestra primera historia’ recibe un premio consistente en 40 mil sucres, en el Concurso Nacional de Cortometrajes organizado por el Centro Municipal de Cultura del Municipio de Guayaquil. El segundo premio de 20 mil sucres es para Gustavo Valle Sornoza y su corto ‘Naturaleza Muerta’. Menciones especiales reciben ‘A la mitad del mundo’ y ‘Arte colonial escuela quiteña’, de José Corral.

1980 – 1999

La exoneración del 100% de impuestos a los espectáculos públicos que se extiende a la producción del cine nacional, hasta 1983, permite la realización, entre otros, de los siguientes títulos: ‘Caminos de piedra’ (Jaime Cuesta); ‘Don Eloy’ (Camilo Luzuriaga); ‘Entre el sol y la serpiente’ (José Corral); ‘Raíces (Jaime Cuesta); ‘Montonera’ (Gustavo Corral); ‘Tránsito a la historia’ (Rodrigo Granizo); ‘Araña en un rincón’ (Édgar Cevallos); ‘Talvez en el año 2000’ (Pedro Saad); ‘Boca de lobo’ (Raúl Khalifé); ‘Chacón Maravilla’ (Grupo Quinde); ‘Las Alcabalas’ (Teodoro Gómez de la Torre); ‘Camilo Egas’ (Mónica Vásquez); ‘Cartas al Ecuador’ (Ulises Estrella)…
Se estrena el documental: ‘Los hieleros del Chimborazo’ (1980), realizado por Gustavo e Igor Guayasamín y producido por el Banco Central del Ecuador. Uno de los documentales nacionales más premiados en Ecuador y en el extranjero.

Mientras Jaime Cuesta y Alfonso Naranjo ruedan el largometraje ‘Dos para el camino’ (1981).

En 1991, Viviana y Juan Esteban Cordero escriben y dirigen el largometraje ‘Sensaciones’.

Y la cuencana Tania Hermida estrena, en 1992, el cortometraje ‘El puente roto’, producido por la Escuela Internacional de Cine San Antonio de los Baños, donde estudió.

Camilo Luzuriaga estrena el largometraje ‘Entre Marx y una mujer desnuda’ (1996), que obtiene el Premio Coral a la Mejor Dirección Artística en La Habana. Mejor Guión y Mejor Banda Sonora, en Trieste-Italia. La banda sonora la componen: Hugo Idrovo, Jaime Guevara, Ataulfo Tobar y Diego Luzuriaga, quien hace el tema central de la película.

1999-2013

Esta etapa se caracteriza por tener una primera generación de cineastas formados en escuelas de cine, sostiene el lojano Camilo Luzuriaga. La fase arranca, dice, los últimos días de 1999, cuando se produce el primer estreno, simultáneo, de dos películas de realizadores ecuatorianos: Carlos Naranjo, ’Sueños en la mitad del mundo’, y Sebastián Cordero con ‘Ratas, ratones y rateros’. Ambos cineastas son egresados de escuelas ubicadas en dos mundos totalmente opuestos: Cuba y Estados Unidos.

Luzuriaga señala que si hasta la última década del siglo XX, una cinta nacional se estrenaba cada cinco, diez, veinte o treinta años, desde aquel momento emblemático (1999), los estrenos se dan anualmente y el número de películas ecuatorianas a exhibirse alcanza una cifra nunca antes imaginable: trece estrenos en salas, en 2013. Dos de ellos dirigido por mujeres: Viviana Cordero y Lisandra Rivera.

“Con ellas, por fin esta larga ‘adolescencia’ cinematográfica que caracterizó a las primeras etapas de nuestro cine, amenaza con ser prolífica, produciendo los suficientes herederos para establecer una tradición”, afirma Luzuriaga.

2014

¿Cómo ve la gran producción cinematográfica nacional, que en lo que va de este año, lleva ya 9 películas estrenadas y más de una decena, que esperan su bautizo en la pantalla grande? se le pregunta a Juan Martín Cueva, director del Consejo Nacional de Cinematografía.

“Sí, eso es bueno. No obstante, nuestra lucha, en estos momentos, va en el sentido de promover la circulación de las películas, puesto que allí radica el punto débil del proceso de producción cinematográfica en el Ecuador. De qué vale tener una gran cantidad de películas si cuando se las proyecta el público no va a verlas. Esa es la lucha en que estamos ahora”.

El director también informó que el Consejo Nacional de Cine, para este año, triplicó su presupuesto (más de 2 millones de dólares) para la convocatoria que fomenta la producción de cine nacional y que cumple su octava edición.

Por ello, dice, se decidió dividirla en dos postulaciones por año. En la primera entrega 30 proyectos resultaron ganadores. Y la segunda postulación se entregará en septiembre próximo.