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De la edición digital al formato libro
Agnès Martin-Lugand nunca pensó que su decisión de utilizar la red de redes para alojar su primera creación literaria le cambiaría la vida. Cansada de tocar puertas de casas editoras y recibir negativas, la inédita escritora escogió la Navidad de 2012 para lanzar su ópera prima a la aventura digital, con tan buenos resultados que ahora son las editoriales las que le piden publicarla.
“La gente feliz lee y bebe café”, una novela con menos de 200 páginas y ubicada entre ‘El diario de Bridget Jones’ y ‘Love story’ pegó de inmediato tan pronto su autora la colgó en Internet. Ella señala que lo primero que hizo fue ponerla a un precio de lanzamiento muy competitivo, a 0,89 euros, y luego pedirle a su familia, amigos y conocidos que la compraran en esa primera semana, con el fin de darle visibilidad en la lista de las más vendidos.
Una lista de la que ya no salió y que llegó a encabezar durante semanas, lo que le facilitó firmar dos meses después, en febrero de 2013, con la editorial Michel Lafon, convertirse en la autora revelación y su novela en el fenómeno del pasado verano en Francia. En este año salió en Holanda, después en Estados Unidos y en España, donde con Alfaguara llegará al mercado de América Latina.
En una entrevista telefónica con Efe desde Rouen (Normandía), donde nació en 1979 y reside con su marido y sus dos hijos, la escritora, que es psicóloga clínica especialista en la protección de la infancia, manifestó que la Internet “fue un trampolín formidable” para dar una oportunidad a su sueño de ser escritora. Ahora espera la publicación, en apenas un mes y medio en Francia, de su segundo libro, ‘Entre mes mains le bonheur se faufile’, otra historia de amor porque está convencida de que “es lo que nos hace vivir” y porque no concibe una novela “sin un corazón que late”. Consciente de su “suerte”, trata de disfrutar esta “oportunidad” día a día, sin proyectarse en el futuro, abordando “cada proyecto, uno detrás de otro” e intentando “no defraudar” a sus lectores. Siente “vértigo” y su forma de calmarlo es ante el folio en blanco. Ahora se lanza a la escritura de su tercer libro, pero “sin pretensiones”. “Me digo que mañana todo puede terminar”, concluye.