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El histrión ya ganó el bafta por su reciente papel
Chiwetel Ejiofor, nombre de moda en Hollywood
Se llama Chiwetel Ejiofor. De hecho, es un nombre poco o nada común, y, de paso, difícil de pronunciar.
Como fuere, se trata de un nombre que últimamente está en boca de muchos cinéfilos y críticos por interpretar a Solomon Northup, un afroamericano que en 1808 nació libre, pero en 1841 es engañado con una falsa propuesta de trabajo en Washington y más bien es secuestrado para ser vendido como esclavo al dueño de una plantación en Nueva Orleans.
Hace una semana ganó el premio Bafta al mejor actor protagónico por este personaje que aparece en la película ‘12 años de esclavitud’, dirigida por el británico Steve McQueen.
Para Ejiofor, nacido el 10 de julio de 1977 en Londres -aunque tiene sangre nigeriana por parte de sus ancestros-, no es la primera vez que actúa en una película que trata el tema de la esclavitud. De hecho, su debut cinematográfico en 1997 fue en un filme que abordó este tópico.
‘Amistad’, así se titula la cinta de Steven Spielberg en la que él tiene un papel pequeño y se codea con actores como Morgan Freeman y Mathew McConaughey a quien enfrentará en el apartado de mejor actor durante la gala de los premios Oscar que se realizará el próximo 2 de marzo en el Teatro Dolby, de Los Ángeles.
El filme de Spielberg relata la historia de un barco español llamado ‘La Amistad’ que traslada a esclavos hacia Estados Unidos, hasta que ellos se amotinaron y tomaron control de la nave. Ejiofor encarnó a un marinero británico que se convierte en el intérprete entre su grupo y el líder de los esclavos amotinados.
Pudo optar por la Medicina como su padre o convertirse en farmacéutico como su madre, pero escogió la actuación. Ocurrió después de que el primero de ellos muriera en un accidente de tránsito. Chiwetel tenía 11 años y de aquella tragedia solo le queda una cicatriz en la frente.
Dos años después inició su carrera en teatro colegial y casi de inmediato se inscribió la Academia de Música y Arte Dramático de Londres.
Durante ese periodo, a mediados de los ‘90, actuó en numerosas puestas teatrales y en un telefilme, el drama náutico Deadly Voyage, hasta que le llegó la oportunidad de Spielberg para saltar de las tablas al cine.
Tras esa experiencia actuó en otros filmes, entre ellos ‘Love actually’ (2004), de Richard Curtis, donde personifica al esposo de Keira Knightley. Otras de sus cintas conocidas son: ‘Melinda & Melinda’ (del mismo año), de Woody Allen; ‘Four brothers’ (2005) junto con Mark Walhberg; y ‘American ganster ‘(2007), de Riddley Scott, con Denzel Washington.
Sin embargo, lo que está de moda es su actuación en ‘12 años de esclavitud’. Y él responde.
¿Cómo se prepara uno para entrar en el mundo de Solomon Northup?
Pasé mucho tiempo en Calabar, en Nigeria, donde visité su museo de la esclavitud. Fue algo muy emotivo. En lo que al aspecto físico concierne, rodar en Louisiana y aprender lo que representa recoger algodón, transportar madera o cortar cañas de azúcar resultó muy duro, pero también catártico. Cuando te sientes atrapado en una situación tan horrible como esta, concentrar tu energía en otra cosa te ayuda.
¿Le intimidó trabajar con Steve McQueen?
Mi mayor miedo era no ser capaz de conectar con él de la misma forma que Michael (Fassbender) lo había logrado en sus dos primeras y extraordinarias cintas. Pero rodamos las escenas de la plantación primero y eso me permitió ser testigo de la forma de trabajar de los dos. Casi no tienen ni que hablar. Aprendí su lenguaje, su método y mantuvimos una comunicación excelente.
¿Recuerda cuál fue la escena más dura?
Probablemente la escena del ahorcamiento. Le dedicamos un día entero. Es una escena que, objetivamente, parece muy dura y difícil, pero que también ofrece algo. Quería conectar con Solomon, acercarme lo máximo posible a sus experiencias. La incomodidad de ese momento fue muy beneficiosa porque me permitió acercarme más a su lucha para mantenerse vivo. Es uno de los momentos clave en el infierno de Northup, algo que, no olvidemos, ocurrió en realidad. Interpretarlo ha sido un honor.
Su personaje habla con su mirada. ¿Hablaron de ese aspecto con Steve McQueen?
Sí, aunque algunas veces lo improvisamos, como en la escena de la mirada perdida de Solomon. La filmamos hacia el final del rodaje. Steve y yo hablábamos sobre una escena que habíamos terminado y el director de fotografía empezó a rodar. Me quedé allí de pie, como Solomon. Rodó y rodó hasta que, creo, se terminó la bobina de celuloide. Fue una manera de conectar con todos los que hombres y mujeres que habían pasado por ese calvario.