En las calles de Mazatlán (Sinaloa, México) César Millán era conocido como ‘El perrero’. Solo tenía 13 años y aunque para la comunidad dicho término despectivo era sinónimo de bajeza,  él casi siempre se indentificó con los perros y veía como una posibilidad el entrenar canes.

Revela que su abuelo Teodoro Millán Angulo fue quien -en la etapa de su niñez- le enseñó a liderar una manada en su humilde granja. En ella aprendió a canalizar las energías y a comprender el comportamiento de los animales, estudiándolos y trabajando con ellos.

Señala al ejercicio, la disciplina y el afecto como elementos clave para educarlos. Conocimiento que comparte desde el 2004 en su programa de rehabilitación de mascotas ‘El encantador de perros’, en inglés ‘Dog Whisperer’, producido por National Geographic Channel y que se transmite a más de 100 países.

Actualmente recorre el mundo con su espectáculo educacional canino ‘El líder de la manada’. Ahora es el turno para Ecuador, con dos shows: el primero, hoy, a las 20:00 en el coliseo Voltaire Paladines Polo en Guayaquil, y el segundo, mañana, a las 20:00, en el coliseo Rumiñahui en Quito.

Con una niñez básica como la que tuvo, ¿se imaginó recorrer tantos países con un espectáculo exitoso?

De niño era muy pobre y soñaba con tener dinero, viajar por el mundo y ayudar a mis padres. Por eso quería ser cantante, actor e incluso narcotraficante (bromea). Lamentablemente en el norte de México las personas no tenemos muchas opciones.

¿Qué tan pobre podría calificar a esa etapa de su vida?

Nos daban café para matar el hambre y las galletas de animalitos (zoología) los domingos, como recompensa por la espera (risas).

¿Actor o cantante?

Sí, me gustaban los espectáculos masivos. Mi ídolo era Pedro Infante, es lo que consumimos en el norte y lo que oímos (en referencia al narcotráfico). Lamentablemente no tenía la pinta para ser actor de telenovelas ni la voz para cantar, pero la vida se encarga de ponernos estas oportunidades magníficas.

¿Cómo nace su idea de ser entrenador canino?

Miraba los grandes programas de Estados Unidos, Lassie y Rin Tin Tin, así que decidí migrar para trabajar con ellos. Las cosas no fueron fáciles, pero mi abuelo me enseñó dos principios claves.

¿Cuáles?

Tener pasión e intención.  Pasión por aprender e  intención de ser el mejor. Cuando se tiene la combinación de ambas cosas puedes lograr todo en la vida.

¿La decisión de emigrar le costó tomarla?

Abandoné mi casa un 23 de diciembre de 1990, les dije a mis padres que quería un futuro mejor, me dieron su bendición y pasé dos semanas intentado cruzar la frontera.  
Sufrí hambre e incluso me dejaba atrapar por la Migración solo para alimentarme. Luego conocí a un coyote y con el temor de que me mate o robe le di los únicos 100 dólares que eran los ahorros de toda la vida de mi padre para cruzar la frontera y así lo conseguí. Estaba en Estados Unidos de ilegal, pero estaba.

¿Cómo superó las carencias?

Como cualquier migrante. Dormí bajo puentes, me alimentaba con dos hotdogs, que me costaban 99 centavos al día y trabajé de lo que sea. Pero todo mejora si mantienes tus sueños y trabajas por ellos.

¿Cómo nace este nexo al espectáculo?

En Estados Unidos todos usan correas  para pasear a sus perros y yo era el único que los paseaba sin ella. Al inicio era uno, luego cinco hasta llevar más de 15. Me llamaban el mexicano que paseaba una manada sin cuerdas.

A la par como ya había trabajado en centros de refugio de animales, abrí un centro de rehabilitación y me fueron a hacer un reportaje. En él expresé que mi idea era de tener un programa de televisión con el cual pudiera difundir mis conocimientos y aportar así con la comunidad. El reportaje se publicó el domingo y el lunes ya tenía a cientos de productores con propuestas.

¿Cómo hizo con el idioma?

Jada Pinkett Smith (esposa de Will Smith) pagó durante un año un profesor particular para que aprendiera el idioma. Su intención era que rompiera mis barreras y aportara con mis conocimientos.
Jada actualmente es la vicepresidenta de mi centro Cesar Millan Foundation, que tiene varias sucursales a nivel mundial.

Ahora que tiene experiencia en la televisión, ¿cree que podría ser actor?

No, con los perros no se puede actuar, uno no puede fingir una emoción porque ellos la perciben.

¿Cuál es la mayor satisfacción que le dio el trabajo?

Que cree un mercado que ayuda a la humanidad. Ahora existen niños que sueñan con ser entrenadores de perros.

¿Cómo encuentra este mercado?

La innovación nace por la necesidad, existía la mundial de la comunicación entre el perro y su amo. Para mí fue una bendición ser portavoz y educador.

¿Ecuador?

Después de 23 años es la primera vez que estoy en Latinoamérica y me da gusto iniciar mi gira en este país en donde su eslogan de ‘Ecuador ama la vida’, porque yo amo la naturaleza. También es la primera vez que doy este show en español, mi idioma de origen, pues ya recorrí varios puntos de Estados Unidos, Europa y Asia.

¿Cómo es César el padre?

Trato de desempeñar un buen papel, les cuento a mis hijos mis experiencias para que conozcan sus raíces y nunca se olviden de ellas.

¿Cuáles son sus metas como padre?

Cuando se es padre nacen nuevos temores, ahora mis dificultades son ejercer un buen rol. Mi meta es que mis dos hijos hagan algo por el mundo. Que mantengan la tradición para ayudar a alguien, de servir.

¿Y sus metas profesionales?

Ir a China y cambiar la forma de pensar sobre los perros -hay que recordar que ahí antes se los comían-. Lo complicado es que ellos no saben cómo tratarlos por estas transiciones de sentimientos de afecto. Lo bueno es que son muy disciplinados y eso definitivamente ayuda.