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Carlos Fajardo hace magia a través de la luz
En ocasiones cuando acudimos a un espectáculo teatral nos dejamos envolver por su trama y por la sensibilidad interpretativa de los actores que aparecen frente al escenario, pero muy pocas veces nos damos cuenta de la importancia que tienen los efectos luminosos dentro de la obra.
Y es que la luz es tan importante como la municipalización de la historia, porque complementan cada una de las escenas que se dramatizan.
Es por eso que desde el pasado 18 de marzo y hasta este viernes 23, se desarrolla en el Teatro Sánchez Aguilar un taller de iluminación escénica en donde se expondrá la terminología teatral para comprender su evolución e historia, la percepción de la luz, herramientas, posición, color, movimiento, tiempo; así como la producción, sistemas de control y diseño de la luz en los diferentes géneros teatrales.
Al frente del taller está el español Carlos Fajardo, quien ha diseñado la iluminación de diferentes obras como el musical ‘West Side Story’, ‘Las 7 vidas del gato’, ‘La shica’ y la puesta en escena e iluminación de la Gira de Jorge Drexler ‘Mundo Abisal’.
“La luz presenta una naturaleza compleja: depende de cómo la observemos y se manifestará como una onda o como una partícula. Estos dos estados no se excluyen, sino que son complementarios.
Esta definición física de la luz explica a la perfección mi vida. Por un lado la luz es la partícula con la que trabajo, mi herramienta de trabajo y mi forma de vida. Por otro lado es una onda, una sensación o la posibilidad de despertar sensaciones, algunas veces dolorosas, otras alegres, melancólicas… Pero siempre transmitir una onda”. Esa es la definición que el español tiene sobre la luz y la importancia en su vida.
Explica que la función práctica de la luz es la de hacer visible el espacio, le da un significado y la simboliza. Y es que a través de la luz se pueda crear el alba, aurora, un amanecer, una mañana, una tarde y adentrarse en un mundo mágico.
“A través de la luz le podemos dar identidad a un personaje. Lo podemos apartar o ponerlo en un primer plano. Con la luz creamos una atmósfera en el que el público se puede sumergir y vivir una experiencia tan íntima como la obra misma. Incluso con la iluminación podemos partir de una irrealidad que el director necesita para potenciar una escena”, especifica.
Pero para crear este efecto, es necesario -según explicó- que debe haber una entrevista previa con el director o con el artista.
“El diseñador de iluminación debe conocer qué se va a cantar o qué se va a escenificar. Yo, por ejemplo, me preocupo de hablar antes con el director de la obra, y en el caso de los artistas me gusta preguntarles cómo fue su proceso creativo a la hora de componer las canciones y qué los motivó. Tomo esos elementos y con ellos busco la manera de llevarlos sobre el escenario”.
Expresa que en el caso de la danza, la luz debe acompañar cada uno de los movimientos del ritmo que se está presentando.
Lo mismo ocurre con la puesta en escena de una obra ya que a través de la luz se puede mantener el mismo estilo de una obra (clásica por citar un ejemplo) o jugar con la irrealidad.
También es importante hablar con los diseñadores de vestuarios y directores escénicos, ya que la luz puede cambiar completamente el concepto de estas propuestas. Es decir, de pronto la obra requiere que el traje de un personaje aparezca blanco y resulta que con la iluminación se le da otro concepto.
En el caso de la gira de Jorge Drexler tuvo que adentrarse en lo más íntimo del artista y de sus melodías para involucrar al público en el mismo abisal.
“En el concierto hubo una parte cuando Jorge canta la canción ‘Mundo abisal’ y yo la iluminé con negro y un fondo azul que la gente no se daba cuenta, y mientras la canción seguía el negro subía y daba la sensación que se estaban sumergiendo en este mundo. De eso trata la iluminación... hacer mágica con la luz. La luz es mágica”.