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La ex danzas jazz ya supera las cuatro décadas de carrera

Carla Sala: “Nunca me consideré sexy” (Video)

Carla Sala: “Nunca me consideré sexy” (Video)
17 de septiembre de 2014 - 00:00 - Gerónimo Altamirano / Guayaquil

Inició su carrera como bailarina a los 3 años. Han pasado más de cuatro décadas y su nombre sigue vigente en quienes han seguido su vida pública a través de la pantalla chica y de las tablas.

Se trata de Carla Sala Vallazza, quien por siete años fue considerada la mujer más sexy del país y ha hecho de su vida una constante lucha de superación profesional y personal. Ahora es una de las presentadoras del programa de variedades ‘Vamos con todo’.

La bailarina, quien prefiere no revelar su edad, todavía proyecta sensualidad. En un diálogo con este diario desmiente los comentarios acerca de que ha sido amante de políticos y ejecutivos.

Pese a todo eso, se muestra bromista al hablar de su pasado.

VIDEO

¿Qué tanto la marcó aquel casting para un comercial al que la envió su madre en sus inicios?

Mi madre siempre ha estado conmigo, apoyándome, cuidándome, como lo hace cualquier madre. Yo hacía ballet desde muy niña y a mi mamá le pidieron que sugiriera un nombre para un comercial y me mandó a mí al casting. Yo estaba aterrada porque había chicas hermosas, altas y mayores que yo. Pensaba que no me escogerían y que haría el ridículo. Resulta que fui la seleccionada y fue una experiencia muy linda. Desde ahí no he parado.

¿Por qué no siguió más tiempo en Danzas Jazz?

Estuve cinco años maravillosos en esa agrupación como primera bailarina. Hicimos varias presentaciones dentro y fuera del país. Sin embargo, y como es normal, todos tenemos sueños y aspiraciones personales y decidí abrirme paso sola. De hecho, cuando ingresé a la escuela de José Miguel (Salem) yo hacía trabajos independientes, así que decidí abrir mi propia escuela de danza.

¿Se sentía tan segura con la danza como para dejar sus estudios de Psicología Clínica?

Uno de mis mayores enemigos de toda la vida ha sido el tiempo y gracias a Dios puedo decir que he tenido muchos compromisos, pero el tiempo no me alcanzaba. No terminé la carrera. Me acostumbré a esa independencia económica y me mantenía trabajando.

¿Cómo lo tomó su familia en aquella época?

Mi papi y mi mami me pagaron todo, pero yo también ayudaba y compartía lo que ganaba. Mis planes siempre fueron estudiar fuera del país, pero ellos no querían que me dedicara al arte porque me decían que era mal visto. Siempre decían que los artistas son esto o aquello.

En Ecuador era mal visto, pero cuando llegaban actrices de afuera ahí sí eran lindas y hermosas, pero a las de aquí les decían que eran malas mujeres, una cualquiera, por no decir una prostituta. Un poco más y te trataban así.

¿Fue por eso que se fue a Miami, Nueva York, Houston y Sevilla?

Yo había hecho teatro en el Candilejas con los Varela. Había en Guayaquil un ambiente de arte pequeño, pero muy bonito y bueno. Tuve que dejar la carrera porque las clases me robaban tiempo. Recuerdo que en un examen le puse al profesor en la hoja que ese era mi último examen. Como quería prepararme y ser alguien me fui a todas estas ciudades para tomar créditos por dos a tres meses. Así fue mi vida en ese entonces… iba y venía.

¿Cómo la invitaron a formar parte del cuerpo de baile de Miami Sound Machine?

Bueno, cuando ellos llegaron por primera vez yo era una adolescente y me invitaron al cuerpo de baile. Me acuerdo de que Gloria (Estefan) regañaba a su baterista llamado Kike porque me molestaba (coqueteaba) y él era veinte años mayor. Yo trabajaba para Ecuavisa, pero no tenía estabilidad laboral.

¿Considera que su estabilidad llegó con ‘La feria de la alegría’?

Sí. Cuando me llamaron para conducir mi propio programa no lo pensé dos veces. Fue chévere porque se hacían enlaces con Miami y, además, mi imagen se diversificó porque el programa era de corte popular. Ahí comencé a viajar por todo el Ecuador. Aproveché cada momento de la vida.

¿Cree que a sus compañeros de ese programa no les fue tan bien como a usted después de su salida?

La feria fue cambiando de acuerdo a lo que estaba de moda en esos momentos. Todo era para mejorar y si en ese camino fueron sacando y poniendo a otras personas fue porque así lo decidieron los directivos.

¿Pensaría en un reencuentro?

Yo volví después a la feria con Oswaldo Segura, Priscilla Arosemena y Roberto Angelelli. Sería bonito un reencuentro, pero no sé si funcionaría ahora.

Hace un rato usted recordaba su paso por el teatro Candilejas y en su trayectoria ha participado en telenovelas como ‘Ángel o demonio’, ¿ha pensado en volver a la actuación?

No lo sé. Me gusta la actuación, pero las telenovelas y las películas demandan mucho tiempo. Si la telenovela pega, por ejemplo, le amplían más los capítulos y mi enemigo es el tiempo. Tengo mi negocio y no lo puedo descuidar.

Tal como le ocurrió años atrás cuando cerró la academia...

¡Exacto! Fue difícil porque me dieron un ultimátum cuando estaba en ‘La feria de la alegría’. Decidí quedarme en la televisión. Creo que fue lo correcto porque me gusta supervisar todo y en esos momentos no podía. Las alumnas se me iban a ir.

¿Ese fue el precio que tuvo que pagar en nombre de la fama?

La verdad que sí, porque no podía dejar botado todo ese espacio y éxito que conseguí. Me llamaban de un lado al otro para hacer portadas de revistas y tenía que aprovechar.

Tras esas portadas la calificaron como la mujer más sexy del país, ¿eso fue un halago o más bien un dolor de cabeza?

La verdad es que no me gustaba ni me disgustaba. O sea, siempre he sido una mujer despierta y me gustaba mostrar. Era algo natural en mí. No era pensado. Mi voz y mis poses siempre han sido así. Hay mujeres y hombres que son sensuales por naturaleza.

La prensa de entonces decía que usted era la rival de Silvana, ¿lo eran?

¡Para nada! Eso fue porque a la gente le gusta hablar de más. Ella es una mujer sencilla, amable, talentosa y muy guapa.

Pero usted arrasó cuando apareció en una portada en tanga...

Siempre usé bikini desde que tenía tres años. Para mí esto era muy normal usarlo. Lo que pasa es que este medio es solapado porque hacen sus cosas y las tapan. Hay señoras que andan más locas que una cabra y las ves todas bien arregladitas y ‘fifís’. No son todas.

Pero porque yo enseño, soy la peor mujer de todas.

¿Y las sigue usando?

Uy, ya no, pero en mi casa no uso nada porque ahí nadie me ve. (risas). La verdad es que ya no porque ya no es lo mismo de antes. Si voy a la playa y enseño me van a tomar fotos y las van a subir a las redes y se van a reír de mí.

¿Ya no se considera sexy entonces?

Nunca me consideré sexy. Me siento y me veo bien. Tengo que decirlo porque es la verdad. Esa es la proyección que tenía antes. Ahora no puedo andar por ahí haciendo el ridículo.

Aunque fue conocido su romance con Humberto Mata, de usted se decía que era amante de otros políticos, de altos ejecutivos y demás, ¿cómo tomaba esos comentarios?

A mí ningún hombre me hizo ninguna propuesta indecorosa. No necesitaba ser amante de políticos ni altos ejecutivos porque yo tenía a los hombres que hubiese querido escoger en la puerta de mi casa, pidiéndome que fuera su esposa. Desde expresidentes hasta candidatos presidenciales. Muchos de ellos son millonarios.

Hubo un momento en que sí me molestaron esos comentarios, pero me estaba enfermando por hacerles caso. Una vez, un buen amigo me dijo que unos extranjeros que estaban en el país andaban buscando chicas de compañía y a ellos les habían dado mi nombre.

Una vez una señora me quedó viendo mal en el supermercado y yo la puse en su lugar. Nadie puede decir de mí que he sido esto o aquello. Si hubiera sido verdad hoy tendría un departamento en Nueva York y varias propiedades aquí. Lo poco que tengo es porque he trabajado desde los 12 años.

Ya que hablamos de envidia, usted despertó celos en las mujeres al ser enamorada de Chayanne. ¿Cómo es ser la compañera de un famoso extranjero?

Es verdad que es un artista, pero también es un ser humano. Me enamoré de la persona, no del artista. Nos conocimos en la grabación de un especial. Fue algo muy lindo lo que vivimos.

¿Mantienen contacto?

No. Ya no. La última vez que lo vi fue en una rueda de prensa y me dio una entrevista. Hablamos como amigos. Él es un caballero, un gran ser humano y tiene el plus de encantar con su voz y su baile. Lo demás no lo puedo contar... (risas).

¿Tuvo una relación así de especial con Humberto Mata? ¿Se sintió usada?

Humberto y yo somos amigos. No me usó porque era una mujer adulta. Creo que como novata en la política, en ese entonces, cometí errores.

¿Qué pensó cuando se enteró de que él se había casado con un hombre?

Casi me da un ataque cuando vi la publicación. Me molesté porque no me invitó a la boda. Lo habría asesorado para decirle qué ropa ponerse... (bromea). Claro que me molesté, pero creo que él hizo lo correcto porque buscó su felicidad y pudo ser libre. Somos buenos amigos y le deseo lo mejor del mundo.

¿Nunca lo sospechó?

No hablo de las cosas personales de él. Nos tenemos mucho respeto. Es un hombre brillante, un político excelente y es una pena que no haya podido escalar más en esa área. Es un hombre brillante.

¿Está enamorada actualmente?

Tengo una relación de cuatro años. Estoy muy feliz, pero no me pregunte más porque no hablo de eso (ríe).

¿Qué tal su nueva experiencia en ‘Vamos con todo’?

Feliz de esta oportunidad. Somos seis personas en este espacio y cada uno tiene lo suyo. Reconozco que al principio no estaba segura, pero me animé y aquí me tienen.

¿Cree que al compartir cámara con seis personas le roban el protagonismo al que usted ha estado acostumbrada?

No, para nada. Nadie es más que el otro. Donde quiera que vaya trato de hacer bien mi trabajo. Soy una mujer bastante segura y siempre estoy lista para todo. Si bien es cierto estaba en un espacio de otros formatos, estoy dentro de este mundo y me siento cómoda. Además, el que es bueno resalta donde sea.

¿Volvería a compartir un espacio con Hugo Gavilanes?

No sé. Tendría que sentarme a conversar con él primero. Hay que ser inteligente y yo vivo de mi trabajo y si de aquí a mañana me dan la opción de volver a trabajar con él, lo hago. Ponemos las cosas en claro de lo que en algún momento me molestó y pasó, y ya está. Las cosas se arreglan hablando.

Hablando de malos ratos, uno fue la visita del doctor Tito Tomalá...

Uy, sí. Hubo cadenas de eso. Yo no me sentía muy cómoda en el noticiero porque sentía que no podía opinar. El ambiente estaba ‘tóxico’ y cuando me dijeron que venía este señor estaba un poco inquieta porque no estaba acostumbrada a manejar ese tipo de situaciones en cámara. Lamentablemente la situación se dio de forma violenta y se convirtió en un show, aunque para mí no lo era. Yo quería hablar y no me dejaban hablar. Me bajaban la mano para que no opinara hasta que me colmaron la paciencia. Al decirle algo, este hombre me manda a callar y me dice bailarina pero de forma despectiva, como si fuese algo malo. En ese momento se me revolvió todo y me salió en vivo todo lo que tenía guardado. Más que molesta yo quería írmele encima al tipo. No soy así, pero ese día exploté.

¿Se arrepiente?

Ya no me puedo arrepentir si ya pasó. No puedo hacer nada.

¿Qué le diría a Tito Tomalá si se lo topa en la calle?

¡Ay no! Si lo veo por la calle ni lo reconozco. Eso ya está superado... Oiga, si cuando me vi en las cadenas del ‘presi’ (Rafael Correa) dije: “Qué chévere... me han dejado como puerca. Qué horror” (risas).

Usted en televisión prácticamente ha hecho de todo, ¿qué le falta?

¡Ser abuela! En el ámbito profesional no cierro mis expectativas a nada; y en lo personal, seguir cuidando a mi hija y apoyarla en lo que quiera.

¿Apoyaría a su hija si decide seguir sus pasos?

Sí, pero somos diferentes. Yo le digo de broma que a su edad ya enseñaba y no le gusta que se lo diga. Me dice que quiere ser como Glenda Umaña, de CNN. Ahora el mundo es distinto al de antes. Prefiero que viva su niñez a plenitud. Es excelente alumna. Somos muy distintas y la apoyaría en todo lo que ella decida. Eso sí, sería su mánager.

¿Quién es Carla Sala?

Soy, ante todo, una mujer humana y muy sensible. Proyecto ser una persona valiente, emprendedora y enérgica. También soy triste y nostálgica, alguien que también sufre y se siente mal. Hay muchos ratos plenos de alegría y con buen sentido del humor. Me gusta lo que hago y disfruto mucho de mi soledad. Me encantan los animales. Tengo cinco mascotas adoptadas en casa. Me han equilibrado el carácter, así que ya no le doy amor solo a un hombre sino también a los de ‘cuatro patas’.

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