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Bocetos de Eduardo Kingman se exhiben en la Casa de la Cultura
Con el nombre de “El dibujo, una forma de pensar”, una exposición desnuda el alma de uno de los artistas plásticos más importantes del país y de Latinoamérica: Eduardo Kingman, cuyos bocetos de varias de sus obras de gran formato revelan la téctica y mistura de su grito de protesta transformado en arte.
La pinacoteca Manuel Rendón Seminario recoge más de 100 obras entre dibujos acuarelas, carboncillos y materiales mixtos que el artista dejó en su hacienda La Soledad.
“Su discurso a través de las líneas, los puntos, los planos, las exploraciones compositivas, la reproducción del espacio tridimensional, la fuerza expresiva de los recursos formales y la creencia de que el dibujo es interacción física entre el ojo y la mano, nos lleva a concluir que fue un excepcional maestro de la mirada, mucho más que un maestro de las manos”, señala el historiador de arte José Carlos Arias, responsable de la curaduría de la muestra.
En diálogo con este Diario, el historiador aseguró que estas obras acercan a “la esencia, lo fresco, lo preliminar y al inicio de las grandes obras que Kingman realizó y pensó sobre determinada situación, ya que para mí, el dibujar es una manera de pensar. Nosotros lo que queríamos hacer con esta exposición era decodificar a Kingman porque él no solo pintó manos sino que hizo otras cosas interesantes y que muy poco conocemos”.
Explica que muchas de las obras que se exhiben no llegaron a convertirse en gran formato porque en el camino, según cree, surgieron otros patrones que cambiaron el curso de su propuesta.
“Hemos tratado de clasificar por temáticas las obras que hay en la sala porque él inclusive abordó muchas situaciones que precisamente no fueron su mayor fortaleza artística”, reseña.
Este criterio es compartido por el maestro Robin Echanique, quien se siente impresionado con que Kingman haya trazado imágenes con contenido religioso, ya que “él era precisamente conocido como una persona atea y la religión no figuraba en su arte”.
Otro de los elementos que destaca en la exposición es la de los portales con entornos naturales en donde destacan el de la hacienda La Soledad, que fue su refugio y bien más preciado.
Soledad Kingman, hija del artista fallecido el 27 de noviembre de 1997, reveló que estos trabajos estuvieron guardados por su padre para nunca ser expuesto, pero porque un artista nunca quiere que sus bocetos sean los que se exponen porque al final el resultado resulta totalmente diferente.
“Una muestra de mi padre con diferentes tópicos, como el trabajo de cada día, la religión y algo no tan conocido de él, como son los desnudos, hacen interesante esta muestra”, sostiene Soledad, quien tuvo guardadas estas obras como un regalo que le hizo su padre.
“Una muestra en que se puede ver la riqueza del artista, es todo un aprendizaje, ya que se hizo un paralelismo de cómo del boceto Eduardo Kingman llegaba al óleo”, asegura Soledad.
La muestra itinerante comenzó en el 2010 en Quito y en el transcurso de estos dos últimos años pasó por Loja, Zamora, Machala. La inauguración estará abierta al público todo el mes, de martes a viernes, de 09:00 a 18:00, y los sábados de 09:00 a 15:00.