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El Telégrafo
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Artistas poco comerciales vienen al país por autogestión de promotores

Artistas poco comerciales vienen al país por autogestión de promotores
05 de abril de 2014 - 00:00 - Mishelle Macías / Guayaquil

Los primeros meses de este año se han convertido en la temporada de conciertos memorables para Ecuador. Artistas que nunca se pensó que visitarían el país lo han hecho, como es el caso del británico Elton John, el polémico Justin Bieber, la banda californiana Metallica o el ex Beatle, Paul McCartney.

Pero si piensan que ya de por sí debe ser difícil traer a un talento cuya trayectoria artística es por demás reconocida, ¿cómo sucederá en los casos donde quienes vienen a presentarse al país son músicos independientes, de géneros no tan comerciales, o que se manejan en la clandestinidad?

Una opción a considerar es la que plantearon en 2008 los integrantes del Movimiento Unión Punk (UP), quienes realizaban diferentes tipos de actividades para promocionar su cultura y manifestaciones musicales.

Una de las personas que perteneció a ese periodo y que se ha mantenido en esta actividad desde hace varios años es el ilustrador y promotor Iván Casanova Giler, del colectivo Jardín Atómico.

“Tomé la posta ese año prácticamente. No habían shows con la misma energía que los organizaba la gente de la Unión Punk, así que decidí organizar mis propios espectáculos”, indicó el promotor.

Asimismo, Casanova dijo que desde entonces su agrupación ha ayudado a muchas bandas a darse a conocer dentro de la escena musical nacional ‘underground’ (subterránea). “No recuerdo cuál fue el primer evento que organizamos, pero están los de las agrupaciones La Muerte Del Beta, Lanny Barbie, las Vírgenes Violadoras, El Destierro y Pixelnautas, entre otras”, mencionó.

La productora -según Casanova- le dio más de una oportunidad a estas bandas para tocar en shows con auditorio lleno, como los que aún se suelen realizar en el bar White Rabbit, en la zona rosa, centro de Guayaquil.

Sobre el espectáculo de la banda estadounidense de horror punk y hardcore punk, Misfits, en Ecuador, el organizador de eventos indicó que fue Ramón Villacreces y no él quien participó en su realización; sin embargo es también un caso notable de autogestión, porque no siempre se puede traer a una agrupación conocida a nivel internacional, más aún que no sea una empresa organizadora de conciertos reconocida.

“El público puede que no lo note, pero este tipo de eventos es demasiado importante, no solo para que estas instituciones sobrevivan sino que con la presentación de estos conciertos se evita que caigamos en lo mismo de hace años, es decir, una proliferación de bandas de covers y cero creatividad. Guayaquil es un puerto lleno de gente talentosa, solo hay que ser un poco necio y no dejarse llevar por lo comercial”, expresó Casanova, quien agregó que en el caso de ellos, las bandas extranjeras averiguan sobre él y sus eventos previos antes de venir al país y vean el tipo de shows que hemos hecho.

“Eso hace que puedan estar más tranquilos, ya que no soy un magnate que organiza espectáculos monstruosos, pero consigo el financiamiento que se necesita y sí soy muy legal. Por lo general quedamos en que todos los gastos saldrán de la taquilla aunque hay veces que consigo auspicios de lugares como Toys and Comics o Radical Roots. Eso me ayuda para ir pagando algo del sonido y el local donde se lleve a cabo el evento”, refirió.

En cambio ese tipo de gastos de infraestructura o alquiler no lo tienen Eduardo Hidalgo (28 años) e Ileana Piedrahíta (23), una matrimonio ecuatoriano que estudia sus respectivas maestrías en Monterrey. México. Desde allá Eduardo mantiene su productora Cura Ludorum que tiene aproximadamente 5 años de funcionamiento, trabajando con artistas ecuatorianos y mexicanos.

“A los 15 años organicé mi primer concierto, luego apunté a eventos más grandes como uno benéfico en Plaza Ceibos donde también estuvieron Luis Rueda y Los Brigantes”, explicó Lalo, como lo llaman sus amistades. Lo que motivó a Hidalgo a crear Cura Ludorum fue su inclinación a escuchar buena música por lo que en el inicio empezó llevando de gira a varios artistas que no eran escuchados.

Y el problema es que -según Hidalgo- los actuales medios de comunicación no se ponen al día respecto a las nuevas tendencias musicales juveniles, además de que el público guayaquileño prefiere quedarse con lo conocido antes que darle oportunidad a nuevos talentos, sean nacionales o de fuera.

Su esposa Ileana lo sostuvo de la mano y acotó que en esa profesión es importante ser paciente y organizarse bien en la creación de las agendas de actividades de cada artista.

Saben muy bien sobre la paciencia porque han administrado los cronogramas dentro del país de los chilenos Gepe y Fernando Milagros, del estadounidense Brian Smith, así como de Fabrikante (Ecuador) quien está en tierra azteca, entre otros artistas mexicanos. “Nos ha tocado ayudarle a los artistas de afuera con sus gastos como alimentación, y ellos se pagan sus pasajes. Trabajamos bastante con la autogestión”, expresó Eduardo.

Otra productora de eventos e impulsadora de artistas que labora con autogestión trayendo músicos extranjeros es Global Unity Movement. Ellos son los encargados de traer a pinchadiscos extranjeros del mundo ‘underground’ como Israel Vinch, de Perú o el dúo Adriatique, de Suiza. Esta organización -por el propio concepto de música electrónica ‘exclusiva’- no quiso dar más información sobre cómo realizan sus espectáculos en el balneario de Montañita, provincia de Santa Elena.

“Al momento no estamos interesados en entrevistas ni publicaciones de este tipo, tal vez para más adelante, nosotros no queremos publicidad en medios masivos y sabemos que nuestros eventos también salen en el diario, lo cual nos gustaría que dejen de hacerlo, puesto que es importante para nosotros mantenernos en bajo perfil para cuidar la integridad de nuestros clientes como tú, gracias por tu interés”, indicó el personal de Global Unity.

Pero en los tres casos, la autogestión es la clave para que, sin importar el tipo de artista o género musical, puedan ser traídos al país o en su defecto, que los talentos nacionales puedan ser llevados fuera del territorio nacional.

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