Publicidad
"Al son" de la tranquilidad, Joel pasa la Nochebuena rodeado de su familia
A diferencia del estruendoso ruido que provoca con su orquesta Alleguez Son cuando sube al escenario, al llegar la noche del 24 de diciembre la bulla es lo que menos se escucha en casa de Joel.
El cantante asegura que ese día procura pasarla en total tranquilidad, rodeado de sus dos hijos (Joel y Jaela) y de su esposa Rosita.
“Generalmente vamos a misa de la medianoche por tradición, pero sobre todo porque somos católicos. Invitamos a alguien de mi familia, mi hermana con los suyos para que la pase con nosotros. Un año le toca a uno y viceversa. Mi esposa es quien se encarga de la cena”.
Rosita dice que “trata de traer un pedacito de Cuba a la casa. En vez de lo tradicional -que es el pavo y el relleno- aquí se come comida cubana. Se prepara la pierna de chancho como allá, con limón y sal. Frejoles negros con arroz blanco, se hace una especie de entrada, picadillo a la vanega con unos tostones bien ricos”.
Y aunque este año no pusieron el árbol de Navidad, como han acostumbrado en años anteriores, el toque navideño lo constituye el número de recuerdos y peluches de nieve que decoran los muebles.
“Teníamos un árbol que compramos hace 16 años, antes de casarnos, pero todos los años la ‘alegría’ del hogar (la empleada) que lo armaba perdía una parte de él. Este año lo metí en una funda y lo boté esperando a que me compraran uno nuevo, pero no llegó”, explica Rosita.
Los regalos ese día nunca faltan al llegar la medianoche. Joel recuerda que cuando trabajaba en el colegio “entregaban esas tarjetas de endeudarte, pedí el mayor cupo, me fui con mi esposa, le compramos de todo a Jaela, como muñecas, carros a batería, etc., esa noche ella se dio gusto de abrirlos pero al final terminó jugando con un solo juguete. Eso nos enseñó a que no hay que regalar tantas cosas, sino dar una sola para que estén felices”.
Expresa que la razón de volcarse a llenar a su hija de juguetes se debe, quizás, a que cuando él era un niño no recibió regalos por Navidad, puesto que en ese entonces se había suspendido celebrar estas fiestas religiosas por orden del gobierno de Fidel Castro.
“Antes de que llegara la revolución la celebramos, pero hubo un momento en que la gente ya no lo podía hacer y en ese tiempo me tocó vivirlo a mí”.
Otra de las entregas de regalos que no olvida el intérprete de Los Wikileaks se dio cuando por jugarle una broma a sus hijos sacó los regalos que había comprado y en su lugar colocó libros. “Jaela solo se quedó callada y empezó a reírse, pero Joel se puso a llorar. Ya después se los entregué”.
El fundador de la orquesta Alleguez Son recuerda de la primera Navidad que celebró en el país -como al son de unos vasos de whisky y el caldo de salchicha- terminó deseando no salir del baño.
“Ese día vomité la vida”.
“Cuando vivía solo fui invitado por el dueño del negocio de pinturas Ico, Víctor Neira, y su esposa a celebrar la Navidad en su casa de La Atarazana. Cuando fui no sabía que aquí en Ecuador se acostumbraba en la madrugaba comer salchicha. Ya la segunda la pasé con Lucho Silva y con mi mamá. Fue bonito porque compartí entre músicos”.
Según Joel, más allá de los regalos que se entregan, la noche del 24 es especial porque “celebro dos fechas en una”.
Aquello lo dice por las presentaciones que surgen el 31 de diciembre. “Son fechas de trabajo y mis hijos lo saben. Ese día estuvimos trabajando, los niños pasan con su abuela, mientras que mi esposa me acompaña a los shows que tenga por realizar”.
Así es como comienza el año al son de su música, celebración que dista de la que tiene cuando llega la Nochebuena.