Ecuador, 25 de Abril de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

Entrevista / Paulina Mogrovejo Rengel/ vocal del cordicom

“Un tema de derechos se desvía al ámbito moral”

“Un tema de derechos se desvía al ámbito moral”
29 de enero de 2015 - 00:00 - Redacción Sociedad

La campaña ‘No más cruces rosadas’, de la concejala de Quito, Carla Cevallos, contra la violencia de género y el femicidio ha generado críticas -más de mujeres- por el uso del lenguaje. La frase utilizada en 4 vallas colocadas en el Distrito dice: “Si ser puta es ser libre y dueña de mi cuerpo, soy puta y qué”. Ante la demanda ciudadana, el Consejo de Regulación y Desarrollo de la Información y Comunicación (Cordicom) analiza el tema.

¿Qué identificó el Cordicom en esta campaña?

Analizamos la publicidad (vallas) colocada en Quito desde un enfoque de derechos sobre el uso del lenguaje y cómo este puede o no afectar los derechos de las mujeres. La batalla de las mujeres ha sido por el uso del lenguaje en busca de uno más inclusivo, sin violencia y que no refuerce los estereotipos de exclusión hacia las mujeres. Términos como ‘zorra’, ‘puta’, ‘marimacha’, ‘carishina’ o ‘perra’  tienen una connotación negativa e implican un estereotipo de inferioridad de la mujer en todos sus derechos humanos, no solo de sus libertades y derechos sexuales y reproductivos.

Un sector de los ciudadanos cuestiona el uso de la palabra ‘puta’ porque considera que ofende a las mujeres, pero la edil  sostiene que el propósito era provocar el debate...

Hay una batalla simbólica y cultural. Por más de 40 años las mujeres han cuestionado el uso de esos términos porque las descalifican. En esa línea, el Cordicom considera que cualquier reivindicación debe estar en un  contexto histórico y social adecuado, y que debe tener pertinencia cultural. Quizá este tipo de campañas tuvo una amplia legitimidad en otras ciudades del mundo, pero si no hay pertinencia cultural generamos una reacción contraproducente que solo polariza a la opinión pública. Eso no aporta a un debate profundo y serio sobre la violencia de género y los orígenes de la violencia física y el femicidio.  

El cuestionamiento también radica en que al ser una concejala quien promueve la campaña no se haya observado esa pertinencia...

La campaña no necesariamente es creativa ni original, sino que replica ideas de otras ciudades del mundo. Si queremos usar un lenguaje que tradicionalmente ha sido peyorativo se requiere una socialización previa con los ciudadanos para que comprendan el contexto de la campaña, pero si es un acto improvisado y replica la idea de otros países sin que haya pertinencia cultural lo único que consigue es banalizar el contenido de la lucha contra la violencia de género. Y ya en el debate serio y profundo, es importante rescatar la importancia de la política pública. Por supuesto que es necesario hacer campañas de socialización, pero es más importante la prevención de derechos, a través de la política pública, que se traduzca en reglamentos y acciones de protección de las mujeres víctimas.

La concejala ha dicho que su propósito era abrir el debate sobre estos temas, pero ¿es suficiente con que ese escenario sean las redes sociales?

El debate en esas plataformas es importante, así como en los medios de comunicación, pero es peligroso cuando esos debates carecen de contenido y se orientan únicamente a la campaña publicitaria y no a las causas del problema ni a la política pública.

La concejala dice que es “hipócrita” alarmarse por una palabra que es cotidiana entre la gente. ¿Ese es el origen del rechazo a la campaña?

Creo que culturalmente la campaña no fue pertinente. La sociedad ecuatoriana ha avanzado mucho en derechos, aunque aún hace falta el debate y la socialización.

¿Cuál es el riesgo de polarizar el debate?

Es infructífero polarizar a la opinión pública sobre temas sesgados en cuanto a violencia de género porque un tema de derechos se desvía al ámbito moral, que ha sido el efecto de esta campaña. La discusión ha girado en torno a si es o no moral ser ‘puta’, cuando deberíamos discutir cuáles son los derechos de las mujeres, por ejemplo, a una vida libre de violencia y a su derecho a la vida cuando se comete femicidio. Hasta ahora no hay elementos que  vinculen la campaña con derechos.

Quienes se oponen a la campaña exigen al Municipio de Quito el retiro de esas vallas publicitarias. ¿El Cordicom emitirá alguna resolución al respecto?

No hemos planteado esa posibilidad, pero le pedimos a la ciudadanía y a los actores políticos  que no vaciemos de contenido, a través de campañas improvisadas, la problemática tan compleja que es la violencia de género.

Contenido externo patrocinado