Ecuador, 24 de Abril de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

El Tratado de Nagoya protege los saberes locales

El tratado propicia el acceso a los recursos genéticos asegurando la distribución justa y equitativa.
El tratado propicia el acceso a los recursos genéticos asegurando la distribución justa y equitativa.
Foto: Archivo / EL TELÉGRAFO
20 de septiembre de 2018 - 00:00 - Redacción Sociedad

Ecuador ratificó en diciembre de 2017 el Tratado de Nagoya y hoy delinea las estrategias para garantizar que los pueblos y nacionalidades indígenas reciban los beneficios cuando los conocimientos ancestrales se utilicen en la generación de medicamentos, cosméticos y más.

“Los investigadores pueden aprovechar estos conocimientos para generar ciencia,   medicina, siempre y cuando haya un consentimiento libre e informado previo de los pueblos indígenas, quienes decidirán si quieren o no compartir esos conocimientos”, refirió Pablo Larco, coordinador del Proyecto  Conservación de anfibios y recursos genéticos del Ministerio del Ambiente.

Las comunidades indígenas participaron en todo el proceso de negociación del Tratado de Nagoya y ahí establecieron la relación directa entre el conocimiento tradicional y el genético.

“La mayoría de los recursos genéticos tienen conocimiento tradicional y si vamos más allá, el 95% de la humanidad se favorece de las plantas medicinales que vienen de recursos latinoamericanos existentes”, dijo Yolanda Terán, coordinadora de educación y cultura de la Red de mujeres indígenas sobre biodiversidad para América Latina y el Caribe.

Terán indicó que una vez que el pueblo indígena dé su consentimiento para que se inicie una investigación en su territorio es necesario firmar un contrato claro, con roles y fechas definidas y si hay reparto de beneficios debemos saber si el recurso y el conocimiento tradicional estuvo en nuestro territorio.

“Si es así esto nos permite exigir un reparto sobre el recurso y también sobre el conocimiento tradicional”.

El Instituto Nacional de la Biodiversidad (Inabio) firmó un convenio con el Servicio Nacional de Derechos Intelectuales (Senadi) para que el herbario del Inabio se vuelva un repositorio de saberes voluntarios de parte de las comunidades que tienen estos conocimientos asociados al componente botánico.

“Las comunidades conocen las plantas con nombres comunes, pero sabemos que hay un nombre científico que tiene un beneficio y queremos explotar eso. Nuestro papel es apoyar en el componente de trazabilidad de la gestión de la biodiversidad”, señaló Diego Inclán, director ejecutivo de Inabio.

El funcionario precisó  que el sombrero de paja toquilla de Santa Elena es un ejemplo de aprovechamiento de un recurso natural porque proviene de un componente de la biodiversidad que ya está vinculado a la sociedad local.

Para el rector de la Universidad Amazónica Ikiam, Jesús Ramos, el Estado ecuatoriano debe poner los sitios de controles definitivos que manda el protocolo.

“Así la academia podrá avanzar en la investigación sobre la trazabilidad de los conocimientos a fin de identificar que efectivamente existe producción genética en varios medicamentos.

El académico reconoce que existe dificultad en la identificación porque países como Estados Unidos no son firmantes del Tratado.

“Ahí tenemos mayores dificultades para demostrar que tal medicamento tiene su base en un producto local como ocurre al momento con la sangre de drago, ya que solo los países firmantes están obligados a declarar el origen del material genético cada vez que hay el desarrollo de un nuevo producto”.

Ikiam descubrió 76 nuevos péptidos (moléculas) que segregan los anfibios del país y que podrían ser usados en medicinas, como analgésicos o antimicrobianos, pero esa creación demanda inversión y al menos 15 años de investigación. (I)

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media