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La técnica del enquinche pervive en casas de dos cantones de Manabí

En pleno centro de El Aromo, las casas con paredes de caña guadúa, que son recubiertas con la técnica del enquinchado, siguen siendo habitables por familias de jóvenes y, sobre todo, por los adultos mayores de esa zona.
En pleno centro de El Aromo, las casas con paredes de caña guadúa, que son recubiertas con la técnica del enquinchado, siguen siendo habitables por familias de jóvenes y, sobre todo, por los adultos mayores de esa zona.
Fotos: Rodolfo Párraga / ET
20 de agosto de 2019 - 00:00 - Patricio Ramos

En las zonas rurales de Manta y Montecristi, en Manabí,  existe un factor común en al menos cuarenta edificaciones. Para la construcción de los habitáculos, los residentes utilizan aún una técnica antigua y práctica.

Se trata de mezclar el estiércol de burro, caballo o vaca con tierra arcillosa y paja toquilla picada. Esta combinación es conocida como enquinche.

El enquinchado logra que quienes habitan en estas casas soporten climas extremos, como el frío o el calor.

La enquincha o enquinche, como lo denominan algunos arquitectos historiadores, es una de las formas de fabricar casas más antiguas, comenta el docente investigador de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (Uleam), Andrés Cañizares.

Entre los elementos constructivos, además, destaca la utilización de la milenaria caña guadúa. Para la elaboración de los paneles, la caña picada o abierta es recubierta o enlucida con morteros (composición) del estiércol con el barro y paja.

Los elementos que forman las paredes se elaboran de acuerdo con las dimensiones de la casa que será construida. La estructura de madera se acopla con clavos o tornillos.

Para dar forma a la vivienda se utilizan cuartones de madera que serán parte de las columnas y vigas. Estos soportes convierten a este tipo de habitáculos en estructuras sismorresistentes, afirma Cañizares.

Para garantizar su durabilidad la construcción descansa sobre muros de piedra, que, además, evitan la humedad. En el interior las paredes divisorias tienen el mismo estilo. Algunos pisos son de tierra o de concreto (composición de piedra ripio, arena y cemento).

Las viviendas construidas con la técnica del enquinche se las puede encontrar en poblados como El Aromo, del cantón Manta; y en Las Pampas, de Montecristi.

La cubierta de estas soluciones habitacionales es de láminas de zinc. Pero, ¿qué se logra con la técnica del enquinchado?

José Flores, residente de El Aromo, cuenta que la casa que construyó hace 26 años con su padre sigue en pie. “Ni el terremoto pudo con ella, ahí continúa firme y fresca”.

Agrega que el estiércol de burro y caballo se mezcla con tierra negra y con el desecho de paja toquilla picada. Luego se hace un orificio en la tierra y con los pies descalzos majan todos los componentes que después serán aplicados sobre la caña guadúa picada en las paredes.

El estudiante de Arquitectura de la Universidad Eloy Alfaro de Manabí (Uleam), Ricardo Chimbo, realizó una investigación en la zona de El Aromo.

En sus conclusiones indica que los residentes cuentan  que la técnica del enquinchado podría sonar de mal gusto, debido al olor que emana, en principio, la mezcla de estiércol con tierra y paja. Pero una vez que se seca el resultado es excepcional.

Chimbo agrega que cuando una casa está terminada recién empieza a encontrar la respuesta del porqué algunos habitantes prefieren estos materiales que, a más de abaratar costos, reducen la contaminación.

La característica de esta composición es que la casa es térmica.

Es fresca cuando el día es soleado y cálida cuando bajan las temperaturas. Eso se logra gracias al estiércol y la tierra, es algo parecido a las construcciones de la sabana africana, reseña. (I)  

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