Retos en el ejercicio de la docencia (II)
Si nos enfocamos ahora en los impactos hacia el estudiante, de acuerdo a lo expuesto anteriormente podemos reconocer al menos tres impactos directos, todos igual de peligrosos: uno a nivel de deficiencia en términos de conocimientos, otro ante la posibilidad de caer en la precariedad laboral o el desempleo y finalmente el desenganche moral selectivo. Me enfocaré en este último y cerraré las reflexiones de estos dos artículos, con algunas notas breves de los retos pendientes.
El desenganche moral selectivo
En términos de comportamiento, no es una novedad que los estudiantes adquieran nuevas “habilidades” para hacer trampa en los exámenes, por mencionar algunos, sea mediante la venta y tráfico de exámenes o por la ayuda de los dispositivos electrónicos, mismos que aún no han dado ese paso trascendental de convertirse en un aliado pedagógico porque las preferencias de los estudiantes esta en navegar en otros mares.
En este mismo sentido, la cantidad de plagio es casi recurrente, lo sorprendente es que ante la flagrancia los estudiantes generalmente aluden desconocer de que se trata esta práctica, con lo que cualquier afiche institucional o campaña de información en este cometido queda en ridículo porque no cumple su objetivo.Tal vez lo más impresionante es la disposición que tienen muchos padres de defender y encubrir esta acción totalmente delincuencial incluso se dan casos de padres de familia que intentan sobornar al docente.
Ante esto, es más probable que despidan al docente que denunció plagio, que al estudiante que lo cometió, sobre todo en universidades privadas, porque finalmente el cliente siempre tiene la razón. Cabe preguntarse ¿De quién es el ideal profesional? ¿del estudiante que no muestra interés y que está perdido en la vida o de los padres? ¿hasta que punto se han naturalizado las prácticas corruptas?
Ya en un ámbito de política gubernamental educativa, es pasmoso ver los anuncios descarados de empresas que ofrecen la elaboración de trabajos, monografías e incluso tesis, no existe una sanción en contra de esto, es el libre mercado, los padres aprueban, incluso facilitan el dinero a los estudiantes y uno como docente , que conoce el tipo de escritura de su estudiante, no tiene como probar el trabajo comprado, porque claramente supera al sistema de detección antiplagio ya que no es un plagio propiamente dicho, pero se delata por si solo, cuando por ejemplo una tesis rechazada presenta sus “ajustes” dos semanas después con la carta del estudiante exigiendo la revisión para optar por un ascenso laboral, a veces incluso en la función pública, con un trabajo que claramente no vino de sus desvelos o reflexiones si no más bien de sus bolsillos.
Retos pendientes
Tenemos mucho trabajo para lograr fortalecer las buenas prácticas docentes, sin duda las políticas administrativas y prioridades de las universidades deben re-pensarse, empezando porque tal vez algunas de las ofertas académicas deben ser actualizadas, se debe velar por el respeto a los derechos laborales de los docentes y es menester actualizar los indicadores de calidad educativa.
Es urgente que quienes sean expertos en docencia y didáctica sean quienes evalúen a los docentes que ingresarán a una casa de estudio, de hecho sería ideal una certificación producto de un ciclo de formación exclusivamente en este tema debido a que no todo profesional es necesariamente apto para ejercer la docencia. Al mismo tiempo se debe evaluar las capacidades e inteligencia emocional del docente para la gestión de conflictos y la institución debe tener políticas serias que permitan identificar y desvincular a aquellos profesionales que atenten contra los estudiantes: sea mediante el acoso, la negligencia o cualquier tipo de violencia.
Por otro lado, los sindicatos de docentes universitarios deben poder colocar un freno al mal trato laboral sobre todo en universidades privadas y se contemple dentro de su salario las horas diarias de preparación de clases, revisión de tareas,exámenes. Es urgente que tanto docentes como instituciones sean sensibilizados sobre las terribles consecuencias de permitir la graduación de estudiantes con una formación deficiente, con valores desconectados de un compromiso ético- social.
Finalmente, y en esto muchos docentes me darán la razón, no es nada romántico ni prejuicioso constatar que estudiantes que laboran y asisten a la universidad, que son padres jóvenes o que viajan muchas horas para asistir a clases a la primera hora de la mañana, suelen ser los más puntuales, respetuosos e interesados en aprender y que tristemente luego de un tiempo los vemos abandonar las aulas porque no cuentan con el apoyo suficiente que les permita seguir adelante, esta es una generación enorme que sigue en la postergación.
Es urgente considerar que la docencia no es un espacio laboral cualquiera, es un oficio que requiere vocación, compromiso y sobre todo respeto, al mismo tiempo es importante comprender y asimilar el significado íntegro de la educación como un derecho, solo así las curriculas, las instituciones, las políticas públicas y los facilitadores podrán reconectar con los estudiantes y acompañarles como es debido en este fascinante camino del conocimiento.
