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Los otavaleños rescatan al "lechero", el novio de la laguna

Por más de siete generaciones, el árbol estuvo erguido en la colina de Pucará Alto. De las ramas se han hecho hijuelos y ahora brotan en la zona.
Por más de siete generaciones, el árbol estuvo erguido en la colina de Pucará Alto. De las ramas se han hecho hijuelos y ahora brotan en la zona.
Cortesía
19 de julio de 2020 - 00:00 - Redacción Intercultural

Cuenta la leyenda kichwa que dos novios que se amaban mucho, pero que no podían estar juntos por un castigo del taita Imbabura, fueron puestos uno frente al otro como una forma de escarmiento, ya que jamás se unirían.

Esos jóvenes están representados en la actualidad por el árbol del lechero, ubicado en la comunidad de Pucará Alto, y por la laguna que ahora lleva el nombre de San Pablo.

Quien los castigó fue el cerro que da el nombre a la provincia y que en la cultura indígena tiene vida y autoridad.

El lechero, que representa al novio, es al mismo tiempo un árbol sagrado que ha permanecido erguido por siete generaciones. En el último año sufrió agresiones por parte de vándalos y no se ha logrado determinar si fueron locales o extranjeros.

El árbol fue quemado y eso  lo debilitó, por lo que luego un viento fuerte lo derribó.

Como parte del rescate de las tradiciones, el Municipio de Otavalo decidió rescatarlo, y aunque aún está vivo se encuentra en muy malas condiciones, comenta Fernando Ruano, oriundo de Ibarra y asiduo visitante del sector.

La Municipalidad también decidió sacar hijos de las ramas del árbol y sembrarlos alrededor del original. Igualmente, declaró el sector como área protegida por su gran valor patrimonial.

El concejal otavaleño José Quimbo lamentó que el viento haya prácticamente destruido al árbol y contó, además, que en el pasado las comunidades indígenas de los alrededores enterraban en el sitio a los niños que fallecían sin haber recibido los sacramentos religiosos. Los varones eran sepultados con la cabeza hacia el taita Imbabura, y las niñas con la cabeza hacia la mama Cotacachi, otro cerro considerado sagrado en la cultura indígena de Imbabura.

Por su parte, el activista cultural Sayri Lema expresó su complacencia con la decisión de declarar al sector como área protegida, pues considera que el árbol y la colina de Pucará Alto representan una parte de la identidad local kichwa.

Esa zona fue también campo de batalla de los pueblos locales contra la invasión inca. (I)

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