Experto en la fabricación de instrumentos andinos, Oswaldo Morocho es un autodidacta. Hace 30 años se dedica a este oficio que, además, le ha permitido aprender a interpretar la quena, la zampoña, el rucu pingullo, el bombo y la guitarra.

Para este oficio utiliza la madera, el bambú, el carrizo y los chaguarqueros -que es  una especie de tallo de la cabuya- que se obtienen de la planta llamada penco.

Con esta materia prima   da forma a distintos instrumentos musicales que los comercializa en las provincias de Azuay y Cañar, aunque también recibe pedidos de compatriotas que residen en el exterior y tocan en grupos de música folclórica.

“Mi interés surgió en la juventud. Cuando estaba en la universidad teníamos un grupo de música con unos amigos, pero no se conseguían buenos instrumentos, entonces decidí empezar a fabricarlos y aprendí en el camino. No tuve un maestro”, recuerda.

En su taller, ubicado en el sector El Vado de la capital azuaya, el luthier pasa casi todo el día en su pasión, que es la fabricación de instrumentos de viento, cuerda y  percusión.

Las quenas de bambú cuestan $ 40 y las que fabrica con madera, como jacarandá o moradilla, alcanzan los $ 80. “La afinación se hace de acuerdo al tamaño y las tonalidades, puede ser en sol, do o re”, detalla.

Para la percusión andina fabrica en cambio tambores, bombos, marimba, la caja cañari o redoblante y la caja peruana.

Materia prima
Entre la materia prima que utiliza prevalecen los chaguarqueros, que como lo ratifica los obtienen del penco cuando tiene unos ocho años de madurez.

La fabricación de instrumentos musicales andinos con madera de chaguarquero es un oficio que se remonta a las épocas prehispánicas, según las investigaciones etnohistóricas de Waldemar Espinoza Soriano.

“Con la madera de este penco se elaboran bocinas, tambores, pallas, palos de agua y maracas”, detalla una investigación del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural en el Sistema de Información del Patrimonio Cultural Ecuatoriano.

Otra de las especialidades de Morocho es la caja cañari o redoblante, que es un instrumento que se entona en las celebraciones del Taita Carnaval o Pawkar Raymi en Cañar.

El pasado febrero fabricó alrededor de 30 cajas y un rucu pingullo para el Municipio del cantón Suscal (Cañar), cuyas autoridades están interesadas en reactivar las costumbres folclóricas,  especialmente en los estudiantes y comunidades.

“Es como un tambor. Lo elaboro con cuero de borrego porque es más delgado y da  mejor sonido. Pero la caja tiene un sonido característico, es como que gritara. Esto se logra colocando un  elástico templado en la parte inferior”, explica. Una caja o redoblante cuesta $ 40.

Los instrumentos andinos, que son comercializados dentro y fuera del país, siempre han sido el sustento de Oswaldo Morocho quien, además, se caracteriza por ser el único luthier dentro de su seno familiar. (I)