Norma Rodríguez redime la vestimenta original de África

El amor por el diseño de indumentarias originarias de África llegó a Norma Rodríguez Gruezo por medio de los peinados, cuando tenía casi 40 años de edad y residía en Génova, Italia.

En la peluquería de amigos senegaleses donde trabajaba haciendo las trenzas afro que aprendió a los 16, comenzó a elaborar variados modelos de peinados a las clientas italianas y a turistas de otras latitudes.

La peinilla era para Norma como el lápiz con el que se trazan los diseños y los cabellos como el papel donde se plasma el acabado final. “Hacía desde trenzas hasta una torre o cualquier cosa con el pelo. Así empezó mi amor por el diseño”, recuerda ahora la mujer de 62 años, en su casa ubicada en el solar 4, manzana 9, de la cooperativa Vencer o Morir 2, de Isla Trinitaria, sur de Guayaquil.

A esta urbe llegó con 19 años, desde el barrio Caliente de la ciudad de Esmeraldas, donde nació inmersa en la cultura afro mezclada con el sincretismo religioso. “Desde los cuatro años de edad empecé a bailar marimba. Mi mamá y abuela me llevaban a los arrullos y crecí rezando a San Antonio de Padua, a la Virgen del Carmen y al Niño Divino”.

Sin dejar el efervescente ritmo de la marimba, el cununo y el guasá, Norma se graduó de Comunicadora Social, colaboró con revistas que difundían la cultura afro y se entregó al activismo artístico y al de los derechos de su comunidad, en el barrio Cristo del Consuelo.

Sin embargo, decepcionada por la falta de recursos para desarrollar propuestas, emigró a Italia en 1995. Allí encontró el amor en un italiano, se casó y procreó un hijo. También reforzó el amor por sus tradiciones ancestrales cuando empezó a trabajar con comunidades africanas de Ghana, Senegal, Nigeria, Somalia, que conoció a través de la peluquería.

“Como siempre he tenido en mente rescatar mis raíces, en 1999 me introduje en la investigación, diseño y confección de las vestimentas originarias de África, trabajando en un taller”.

Existen trajes de camisas, blusas y  pantalones para hombres y mujeres. Las prendas masculinas van acompañadas del tradicional kufi, que es el gorrito que usan los adeptos de las diferentes religiones africanas. Foto: José Morán / El Telégrafo

Después de algunos ir y venir, en 2015 volvió a radicarse en Guayaquil y trajo ropas que distaban de la que vestían los afroecuatorianos. “Acá tenemos imitaciones con diferencias adaptadas a nuestro clima. Los pueblos de África hacen la tela más gruesa, la pintan y bordan de manera artesanal. Sus algodones y sedas son de fibras naturales u orgánicas y tienen diseños muy coloridos para contrastar en las tierras áridas donde viven”.

En casa, Norma tiene un letrero donde anuncia el alquiler de trajes étnicos que expone en la sala. “Es una forma de ganarme la vida. Mis clientes son colegiales que usan la ropa en eventos artísticos”.  En el mismo espacio, la activista diseña los trajes y los confecciona con cuatro operarias y si alguien quiere comprarlos los pone a la venta en precios que van desde los 25 a 35 dólares, dependiendo de la tela y los acabados.

Además organiza desfiles culturales en diversas urbes y entidades educativas del país, con la participación de cerca de 30 modelos (mujeres y hombres). Es una labor que busca redimir esa tradición y que Norma desarrolla como presidenta de la Asociación de Artistas Afroecuatorianos, cuyos 150 socios también realizan actividades enfocadas en la danza, teatro, pintura y música.

“Perdimos nuestra forma de vestir. Estamos tratando de rescatarla promocionando la vestimenta de nuestros antepasados que pertenecen a etnias que fueron traídas a América por los españoles”.

Norma señala que la gente afro ha aprendido más de sus orígenes, a través de la vestimenta. Sin embargo, cree que debe haber una escuela de historia del arte de los afro, que recoja y difunda esa información.

Uno de los vestidos más antiguos y usados en África es la canga, que es un pedazo de tela que cubre todo el cuerpo y va amarrado atrás de la nuca, como los pareos que se usan en la playa. También hay trajes de dos piezas, con un mismo diseño, que identifican a una familia.

“Lo que yo hago no es ropa de moda, son vestidos que utilizan las etnias africanas y que representan a nuestra cultura. La que llaman moda afro copia al traje original y lo modifica para llevarlo a las pasarelas, pero no son diseños étnicos”, aclara. (I)

Dos integrantes de la Asociación de Artistas Afroecuatorianos visten prendas tradicionales de las etnias de ese continente. En Guayaquil las  confecciona Norma Rodríguez, presidenta de la agrupación. Foto: José Morán / El Telégrafo