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No videntes viajan a través del pictobraille

Cristian Plúas, de 37 años, pasa las yemas de sus dedos sobre una iguana dibujada en alto relieve. Él es un admirador del arte. Ha asistido a otras exposiciones del artista Lalinchi Arreaga.
Cristian Plúas, de 37 años, pasa las yemas de sus dedos sobre una iguana dibujada en alto relieve. Él es un admirador del arte. Ha asistido a otras exposiciones del artista Lalinchi Arreaga.
William Orellana / ET
04 de diciembre de 2019 - 00:00 - Redacción Sociedad

Cristian Plúas, de 37 años, desliza las yemas de sus dedos por los bordes de una figura animal rodeada de hojas dibujadas sobre un lienzo.

Lentamente recorre cada una de las zonas de la imagen en alto relieve hasta descubrir que es una iguana.

Apoyado con su bastón vuelve a pasar los dedos de su mano izquierda por el cuadro, pero esta vez por letras escritas en braille. Así confirma que la obra trata de una iguana.

Cristian es un admirador del arte y de los paisajes del país. Él no puede ver pero a través del pictobraille descubrió que podía visitar galerías de arte y hacer viajes.  Utiliza el sentido del tacto para lograrlo.

Justamente la exposición Estructuras táctiles ocultas en braille propone un viaje por lugares icónicos de Guayaquil, para personas con discapacidad visual, pero también está abierta para el público en general.

Hoy será presentada en la sala polivalente Museo Municipal de Guayaquil y permanecerá abierta hasta el 20 de diciembre en conmemoración al Día Internacional de las Personas con Discapacidad. 

A diferencia de otras galerías de arte, los cuadros fueron creados para tocarlos y sentirlos, asegura el artista ecuatoriano Lalinchi Arreaga.

Una de las obras más representativas que componen la galería es el alfabeto en braille. En ella, esferas  de color amarillo que representan las 27 letras sobresalen de pequeños cuadros en una pared.

De esta manera los visitantes comprenden de qué trata esta experiencia. La fusión del dibujo con la pintura y los signos gráficos (picto por la pigmentación y braille por el sistema de lectoescritura).

La pieza que tocó Cristian es una de las 50 obras táctiles a exhibirse. La mayoría de ellas mide entre 30 centímetros (cm) y más de 120 cm. 

Para él, la iniciativa permite que las personas con discapacidad visual tengan una perspectiva diferente del arte. “Nuestra forma de ver se basa en el tacto, pues si tocamos tenemos una noción”.

Asegura que no es lo mismo una caricatura o peluche, porque no se ajustan a la realidad que tiene una obra de arte profesional.

Él perdió la visión a la edad de los 11 años tras un accidente con una camareta durante las fiestas de Fin de Año. Su condición no lo ha detenido para realizar paseos por Quito, la cascada del Pailón del Diablo, en Baños; incluso se subió a la tarabita.

En la exposición los visitantes que están ciegos podrán admirar el Malecón 2000, figuras salvajes como el toro, que hace alusión a la fiesta brava en Quito. Cada una de ellas en alto relieve.

Una de las piezas favoritas de Cristian es el Malecón 2000. En la muestra también hay un espacio en el que rinden un homenaje a Richard Carapaz, con la imagen de un ciclista en alto relieve.

Estructuras táctiles ocultas en braille es la continuación de otras exposiciones en Quito y Guayaquil por el artista Lalinchi Arreaga con un solo objetivo: incluir al arte de personas con discapacidad. (I) 

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