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El Telégrafo
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Niños abandonados tuvieron un momento de distracción

Niños y niñas tuvieron la oportunidad de conformar un equipo de fútbol que representó a su casa de acogida o comedor solidario para participar en la copa.
Niños y niñas tuvieron la oportunidad de conformar un equipo de fútbol que representó a su casa de acogida o comedor solidario para participar en la copa.
Foto: Álvaro Pérez / El Telégrafo
31 de julio de 2017 - 00:00 - Redacción Actualidad

El sábado, cerca de 110 niños, niñas y adolescentes de escasos recursos y huérfanos participaron en la Copa Contigo, “un gol, una pancita llena”, organizado por la Fundación Contigo.

Con entusiasmo, entre risas y peleas por obtener el balón, los menores jugaron fútbol representando a las diferentes casas de acogida y comedores solidarios.

“Juega bien. Creo que nos van a dar dulces”, le dice un pequeño a su compañero, ambos de 7 años.

“Lo importante es jugar y divertirse, no ganar”, le responde el otro.

Mientras unos practicaban el fútbol, otros corrían en los alrededores o hacían barras a su equipo.

Con sencillez y dulzura saludaban a cuanto adulto encontraban a su paso. Buscaban a alguien que les brindara un poco de afecto. 

La iniciativa, que se realiza por segunda vez, tuvo por objetivo proveer de alimentos a 458 menores abandonados o que carecen de recursos económicos.

En esta ocasión participaron 11 equipos, con jugadores de 7 a 17 años. Representaban al comedor Campamento Emanuel y a las casas de acogida Henry Davis y María Campi de Yoder.

Cada equipo estaba apadrinado por instituciones y personas particulares con una base de $ 150, dinero que los organizadores lo usaron de la siguiente forma: $ 50 en camisetas, $ 50 para comprar un quintal de arroz o diversos alimentos y $ 50 para un almuerzo y medallas para los participantes.

“Yo creo en la reciprocidad. La vida ha sido muy buena conmigo por lo que es importante retribuirla, y hacerlo con los niños es la mejor manera”, comenta Paola Montenegro, quien apadrinó un equipo.

Según Cristian Padilla, coordinador de las casas de acogida de la Fundación Contigo, el objetivo del evento, además de obtener alimentos, era que los niños tuvieran un momento de esparcimiento.

“Para muchos de ellos un orfanato se convierte en una cárcel porque están sin sus papás y lo que pueden hacer es muy limitado”, comenta Padilla. (I)

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