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Si bien los avances en escolaridad y derechos son evidentes, aún queda pendiente la independencia financiera

Mujeres ganan el 24% menos que hombres

En Ecuador el 23,8% de las mujeres se dedica al comercio y el 48% trabaja en una empresa privada. Foto: Francisco Ipanaqué / El Telégrafo
En Ecuador el 23,8% de las mujeres se dedica al comercio y el 48% trabaja en una empresa privada. Foto: Francisco Ipanaqué / El Telégrafo
17 de junio de 2015 - 00:00 - Redacción Sociedad

Sin duda el mundo ha cambiado desde la Declaración sobre igualdad de género en Beijing, en 1995. El auge de los extremismos religiosos, la volatilidad de los precios de los alimentos, el cambio climático y los desastres naturales han agudizado las desigualdades.

Por ejemplo, el 1% más rico de la población actualmente posee el 40% de los activos mundiales, mientras que la mitad inferior de la población solo posee el 1%.

También es cierto que hubo avances: el número de niñas escolarizadas ha aumentado, al igual que el de mujeres que trabajan de forma remunerada y que son elegidas para desempeñar responsabilidades públicas y funciones de liderazgo.

Solo para recordar, Ecuador, según el Foro Económico Mundial (FEM), ocupó el puesto 21 de 142 países en equidad de género.

Además en el país el 12,2% de mujeres está presente en cargos directivos en las universidades, según el Sistema Nacional de Información de la Educación Superior del Ecuador (Sniese). En 2008 la participación femenina era de apenas el 8%.

Pero si hay algo que no ha cambiado es la brecha económica entre las mujeres ricas y las pobres, además del acceso a mejores ingresos económicos entre ellas y ellos.

En Sierra Leona, una mujer tiene una probabilidad 100 veces mayor de morir durante el parto que una mujer que vive en Canadá. En América Latina las tasas de analfabetismo de las mujeres indígenas suelen duplicar con creces las que presentan las no indígenas.

Y a nivel económico, la ONU Mujeres indica que 2 de cada 4 mujeres en edad activa para trabajar no lo hacen por falta de oportunidades.

El informe ‘El progreso de las mujeres en el mundo’ explica que la mitad de las mujeres económicamente activas ni siquiera hace parte de esta fuerza laboral que se requiere para generar desarrollo.

Analizando concretamente Ecuador, según datos del INEC, la tasa de empleo inadecuado hasta marzo de 2015 para las mujeres aumentó en 4,99 puntos porcentuales. Mientras que en los hombres el aumento del empleo inadecuado fue de apenas 0,74.

En todo el mundo las mujeres tienen una presencia desproporcionada en los puestos administrativos y de apoyo (63%) en comparación con las ocupaciones de gestión (33%).

Además de la segregación ocupacional, las sustanciales brechas salariales de género son una característica de prácticamente todos los mercados laborales.

Las mujeres ganan de manera general un 24% menos que ellos. En el país, las ecuatorianas por lo general se dedican al comercio o las ventas y son pocas las que incursionan en el ambiente corporativo o gerencial.

¿Existen soluciones?

Entre la población ocupada, las mujeres representan aproximadamente 2 tercios del total de trabajadores que laboran en negocios familiares sin percibir remuneración directa por ello. Es decir que si bien ellas trabajan, no reciben un sueldo directo.

Ante esto, la ONU se pregunta qué han hecho los gobiernos para apoyar a las mujeres microempresarias. Por lo tanto, insta a los Estados miembros a que velen porque las mujeres tengan acceso igualitario a los recursos productivos como el empleo de calidad, el crédito, la tecnología o la propiedad, a la protección social, incluyendo servicios de cuidado para sus hijos, y que también les garantice ingresos para un nivel de vida adecuado.

El organismo pide sobre todo una igualdad sustancial, no solo en la consecución de derechos, sino de acciones para elevar la economía femenina.

Una herramienta es involucrar a las trabajadoras informales en la planificación urbana y la adopción de decisiones estatales.

Se recomienda además el reconocimiento del trabajo no remunerado en el hogar, a través de la asistencia social. Esto, por ejemplo, se vincula con lo aprobado en la nueva reforma laboral ecuatoriana, que planea la afiliación de 1,5 millones de amas de casa. También se aconsejan programas de capacitación empresarial para las emprendedoras.

La ministra senegalesa de Mujeres, Mariama Sarr, destacó a medios internacionales que el informe pone de relieve cómo las economías han fallado en garantizarles a las mujeres su empoderamiento y el pleno ejercicio de sus derechos económicos y sociales, tanto en países ricos como en países pobres. (I)

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