El olor a cacao se percibe en la casa de Mercedes Ruiz, de 48 años de edad. En su hogar, en el cantón Durán (Guayas), está su “laboratorio”, de tres metros de ancho por seis de fondo. Allí hay tostadoras, refinadoras y un molino que esparcen el dulce aroma.

Las pepas de cacao son colocadas dentro de una secadora de granos y luego de pasar por otras máquinas son transformadas en barras de chocolate.

Ruiz adaptó su inmueble para emprender en la elaboración y el procesamiento de chocolates amargos, semiamargos, dulces y endulzados con stevia. El producto tiene presentaciones que van de 50 a 200 gramos.

Hace dos años trabaja en la selección de las mejores semillas. La ayudan su hija, su esposo y una tía.

Inicialmente el proceso era manual y demorado. Molían las pepas hasta cinco veces. “Las llevábamos a moldes rectangulares y, aunque no quedaba muy bien, seguíamos practicando”.

El producto lo envolvían en papel aluminio para venderlo a sus amistades y vecinos.

Pero después de recibir capacitaciones mejoró la técnica y con algunos ahorros compró sus primeras máquinas.

Hoy, para controlar la calidad, un chef de Guayaquil (que es uno de sus principales clientes) cata su producto. “Él me dice si falta más porcentaje de cacao y azúcar”.

En la presentación de Canae (su marca) consta el registro. Eso ha permitido que los chocolates se expendan en EE.UU., Alemania, Francia, México, España, Canadá, Chile y Suiza.

La mujer, que por 16 años trabajó en una cadena de tiendas, es experta en cacao.

 Paralelamente a la producción de las barras también aprendió a preparar galletas, negritos, trufas,  flanes y brigadeiros brasileños.

Ella participa en ferias organizadas por el Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca.  “Siempre deseo ofrecer algo nuevo”.

Ese fue el principio de su emprendimiento. Cambió la  venta de pepas de cacao por las barras procesadas.

Su cercanía con la fruta surgió hace nueve años. Ella tenía amigos en las fincas.

El interés creció. Por ello compró dos cuadras de tierra en el recinto Las Yucas, cantón Salitre (Guayas).

Dicho terreno estaba lleno de plantas de cacao de producción. “Las primeras cosechas las dañamos. Luego mejoramos los procesos”.

El negocio dio un giro cuando el precio del cacao bajó. “Teníamos dos opciones: perder todo lo que teníamos o innovar”. Ahora su producto es usado en reposterías y para hacer bebidas.

Su reciente creación, una tableta para quienes no pueden consumir azúcar porque padecen diabetes o porque son fitness. Se vende  llamando al número 0982258542 o por redes sociales. Sus costos van de $ 1 a $ 14. (I)