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¿De dónde proviene la ceniza que se impone al inicio de la Cuaresma?

En la Iglesia Santa Teresita, los fieles acudieron a recibir la señal de la ceniza.
En la Iglesia Santa Teresita, los fieles acudieron a recibir la señal de la ceniza.
Fernando Sandoval / EL TELÉGRAFO
01 de marzo de 2017 - 14:50 - Redacción Web Quito

¡Arrepiéntete y cree en el Evangelio!, exclamó el sacerdote Édgar Hidalgo antes de impregnar la mezcla de ceniza y agua en la frente de los fieles. Con esa mezcla forma una cruz, que da inicio al ritual del Miércoles de Ceniza, que es la celebración eucarística que se celebra el miércoles siguiente a Carnaval. 

Este es el ritual que cumplieron cientos de creyentes que acudieron hoy a las diferntes iglesias de la capital. 

La comunidad católica del país y alrededor del mundo inició con esta celebración la Cuaresma en la tradición cristiana. Este día, los seguidores se dejan pintar una cruz en la frente, bajo la simbología "polvo eres y en polvo te convertirás".

Los creyentes acudieron, por ejemplo,  a la iglesia Santa Teresita, ubicada en el sector de La Mariscal (norte de la ciudad), para celebrar el  acto litúrgico con los que se inician los 40 días previos a la Semana Santa.

Pero este ritual va más allá de colocar la señal de la cruz, a decir del padre Freddy Garzón Flores, quien es desde hace un mes el párroco de la iglesia. 

"Es ante todo una fiesta de la Iglesia a través de la cual el Señor nos vuelve a conceder un momento de gracia porque todos somos de carne y hueso", explicó.

En épocas anteriores, en el acto se pintaba una marca de cruz con barro y agua, pero los materiales evolucionaron. Garzón explicó que con el paso del tiempo se empezaron a guardar las plantas y palmas de cera que quedan del Domingo de Ramos del año anterior para después incinerarlos y emplearlos como ceniza.

Por ejemplo, la ceniza que ofrecieron en esa iglesia  fue preparada por las madres carmelitas descalzas del Monasterio del Carmen Alto. Para realizar la pavesa, las religosas secaron las hojas y las palmas que sobraron y luego las pusieron al fuego.

Carmen Toapanta (69 años) salió contenta luego de recibir la marca sagrada. "Venir a esta misa es un alivio para mí. Siento que me reencuentro con el Señor, que reconozco mis pecados", expresó la mujer, quien vino desde el sector de La Floresta (norte de la ciudad).

La creyente contó que realizaba unos trámites por el sector y aprovechó para presenciar el acto religioso.

Similar sensación vivió Johanna Navarro, quien viajó desde la Latacunga (Cotopaxi) para llevarse la marca. "Todos los años recibo la ceniza, en dondeme encuentre", comentó.

Su madre Agelita Poveda (60 años) contó que asistir a esta misa es una tradición familiar que la llevan con mucho gusto. (I)

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