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Los océanos absorben el 25% de emisiones de CO2

Los océanos absorben el  25% de emisiones de CO2
27 de enero de 2014 - 00:00

En las profundidades de los océanos reposan los oasis marinos. Se trata de los arrecifes de coral, formaciones  que permiten la reproducción de peces y otras especies acuáticas. Rojos, lilas o con puntiagudas terminaciones, sin los corales la vida en el mar no sería posible, tampoco la pesca artesanal o industrial. A más de la contaminación por plásticos o los derrames de combustibles, el crecimiento de los corales se ve afectado por otro factor: la acidificación o aumento de la acidez en los océanos en el mundo.

Este proceso, conocido como la otra cara del cambio climático, se produce por la absorción de CO2 en  los océanos, aquellos cuerpos inmensos de agua desplegados por las tres cuartas partes del planeta.

“La química del mar mantiene iguales niveles de agua, carbonatos y CO2. Cuando uno de estos elementos incrementa, en este caso el CO2, el equilibrio se rompe. El mar comienza a perder un poco de su alcalinidad y lo correcto sería decir que se produce la desalcalinización del mar”, explicó el biólogo Fernando Félix, de la Comisión Permanente del Pacífico Sur.

La escala de acidez de un océano va de 1 a 14, mientras se acerca al 14 es más alcalina y menos de esto es ácida. El agua de mar, según detalló Félix, ha mantenido por años un nivel de pH (potencial de hidrógeno) de 8,2. “Es un poco alcalino. Lo que está sucediendo y va a suceder es que a medida que se incremente la cantidad de CO2 se alterará el pH del  mar en una décima de punto”, agregó  el biólogo.

Las consecuencias a largo plazo de la continua acidificación o desalcalinización de los océanos es la mayor preocupación para los especialistas del mar.     Desde el comienzo de la Revolución Industrial, hace 150 años, el mar ha absorbido una cuarta parte del dióxido de carbono proveniente de combustibles fósiles, lo cual es equivalente a 500 mil millones de toneladas. Solo para tener una idea, esto es similar a   500 mil millones de Volkswagen escarabajos arrojados al mar.

100 años es un suspiro para las especies

Los cambios o alteraciones en el pH  ocurrirán en al menos 100 años. Seguro y pensará que es mucho tiempo y que las especies marinas podrán adaptarse.
“En términos evolutivos, 100 años es un parpadeo y  un suspiro para las especies. A algunas les puede tomar cientos o miles de generaciones  sobrevivir”, dijo Félix.

¿Cuáles serán las consecuencias? Si el nivel  de  acidez se eleva, el agua del océano se torna corrosiva, lo que literalmente disuelve las conchas. Y no solo las conchas, el desequilibrio en el océano altera a su vez la concentración de carbonato de calcio, utilizado por cientos de especies para formar sus esqueletos o  caparazones.  Así lo explica el estudio de la organización sin fines de lucro NRDC (The Earth’s Best Defense).

“Sin el carbonato de calcio viene el debilitamiento de organismos, como los crustáceos (cangrejos, camarones o langostas), serán más vulnerables y esto afectará la cadena atrófica”, expresó el oceanógrafo Rodney Martínez, del Ciffen  (Centro de Investigación para los Fenómenos de El Niño).
 Imagine entonces que los camarones o langostas no tengan su protección, la pesca artesanal o industrial se vería afectada.

A más de los crustáceos, los arrecifes de coral serán especialmente afectados por la acidificación del océano. Alrededor de los arrecifes nacen y se reproducen varias especies que solventan la actividad pesquera de los países. 

Situación local

Justo el pasado miércoles, la doctora Ana Rodríguez, del departamento de oceanografía química del Inocar, preparaba un informe para el Ministerio de Ambiente. El documento condensaba los más de 380 datos de mediciones oceanográficas hechas en la superficie del Pacífico y explicaba cómo se encontraba el pH  de las aguas ecuatorianas.

“Los datos que tenemos desde  2000 hasta 2013 nos dicen que el nivel de pH se ha mantenido con los años con respecto a la legislación ecuatoriana”, manifestó Rodríguez. 

Basados en los análisis del Inocar, las aguas oceánicas de Ecuador presentan un pH máximo de 8,4 y un mínimo de 7,63.

Para el oceanógrafo Martínez es importante recalcar que el pH en el Pacífico Sur (que bordea Ecuador) no se ha alterado, “la acidificacion de los océanos, al igual que otros cambios climáticos, no es igual ni homogénea en todo el mundo”.

Pero en el Ártico, los científicos predicen que la acidificación se sentirá en unas décadas y en la Ántartida a mediados de siglo. 

¿Cómo ayudar? A pesar de que las grandes decisiones para  frenar el cambio climático dependen de los gobiernos, cambiar  los hábitos de consumo sí ayudan, afirmó Félix.

Consumir menos fundas plásticas y productos procesados y conducir vehículos que optimicen el uso de la gasolina son parte de la corresponsabilidad de la gente con el ambiente. “Así nuestra huella de carbono en Ecuador no será tan alta, es un tema de conciencia”, concluyó.

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