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La contaminación a causa de los bovinos sería un problema ambiental

Los eructos de las vacas producen gases de efecto invernadero

Los eructos de las vacas producen gases de efecto invernadero
23 de febrero de 2015 - 00:00 - Redacción y Agencia AFP

La agricultura es responsable del 21% de las emisiones de gas de efecto invernadero en Francia, pero solo la cría de bovinos responde por más de la mitad de estas emisiones, según el Centro de Estudios de la Contaminación Atmosférica (Citepa).

Ante estos datos, empezó a existir una sensibilización de los ganaderos, según Arnaud Gauffier encargado de la agricultura en Francia en el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

Los ganaderos europeos iniciaron en 2013 el plan bautizado ‘Carbon dairy’ que pretende reducir un 20% en 10 años la emisión de carbono por la producción láctea.

Solo el rumiar de las vacas produce metano que es liberado cuando eructan, ya que contrariamente a lo que se pensaba, son los eructos y no las flatulencias los que causan la emisión de gases de efecto invernadero.

La fermentación produce de hecho más del 50% de los gases de efecto invernadero de una granja, muy por delante de los excrementos, o el consumo de energía.

Actualmente, solo hay una forma de cambiarlo: injertar estómagos de canguro en las vacas, ya que el marsupial es prácticamente el único rumiante que no produce metano gracias a una bacteria característica.

Pero antes de llegar a este extremo, los criadores tienen otras vías. “Se puede trabajar en el número de animales.  Por ejemplo, intensificar la producción de leche por vaca pasando de los 5.000 litros anuales a 7.500. También se pueden sacrificar todas aquellas que no producen nada o poco”, explica Jean-Baptise Dollé, responsable del medio ambiente en el Instituto de la cría (Idele).

Criadores e investigadores tratan también de mejorar la digestión de los rumiantes. “Hay aditivos alimentarios, algunos extractos de plantas, de lípidos que pueden funcionar”, agrega Dollé.

Es lo que trata de hacer la asociación Bleu-Blanc-Coeur (Azul-Blanco-Corazón), que promueve una alimentación del ganado a base de alfalfa o granos de lino, naturalmente rico en omega 3, que permitiría reducir un 15% las emisiones de metano.

“En el metano entérico no hay solución por lo que tratamos de enfrentarnos al desperdicio”, cuenta Bruno Dufayet, un criador francés.

Dufayet trata de optimizar el crecimiento de la hierba haciendo pastar a sus animales en diferentes parcelas para reducir las compras de alfalfa. Lo mismo ocurre con los fertilizantes por lo que trata de utilizar al máximo el abono natural.

Pero sobre todo, los criadores franceses se movilizan para que las praderas se integren en los balances de carbono y se reconozcan los servicios que hacen al medio ambiente, al cuidar los paisajes o estimular la biodiversidad.

“Cuando se integra el carbono almacenado en las praderas, se compensa prácticamente en la totalidad de las emisiones de metano”, manifiesta Dollé.

El WWF está de acuerdo con el modelo multicriterios pero Arnaud Gauffier insiste en que “hay que analizar caso por caso”.

En Francia, el sistema de cría con hierba es duradero y virtuoso, pero no lo es en todas partes. En América Latina, la cría con hierba es una práctica extendida y la primera causa de la deforestación por delante del cultivo de soja.

Entre 2006 y 2010, las superficies de prados permanentes han bajado un 6,3%, según datos oficiales franceses.

Para el WWF, es urgente ayudar financieramente a las explotaciones a mantener sus prados. Y Arnaud Gauffier exhorta a los consumidores que reduzcan duraderamente el consumo de carne para luchar contra el cambio climático.

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