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Los costureros atienden en sus 'oficinas' los 7 días

Segundo Campaña, quien labora en las calles de Quito, aprendió el oficio para sobrevivir.
Segundo Campaña, quien labora en las calles de Quito, aprendió el oficio para sobrevivir.
Foto: Mario Egas / El Telégrafo
16 de agosto de 2017 - 00:00 - Redaccion Sociedad

Un parasol desteñido, una silla de cuero carcomida en su espaldar y una máquina de costura metálica negra Élite, con manchas de óxido (los cajones de madera están deteriorados), son las herramientas de Segundo Campaña.

Él diariamente utiliza estos elementos para confeccionar las prendas de vestir de sus clientes en las gradas del sector La Marín (en el centro de Quito).

Son las 10:00 del domingo pasado y la demanda es mínima, pero este ambateño, de 47 años, no pierde la alegría.

A esa hora envuelve los hilos en los tubos, acomoda las tijeras y los trozos de tela que sobran en los cortes de bastas. Justamente este tipo de reparaciones es la más frecuentes entre sus conocidos.

Segundo, a dos semanas de que inicie el período escolar en la Sierra, comenta que los padres de familia aún no llegan para arreglar los uniformes que lucirán sus hijos en el nuevo año académico.

“Por lo general, vienen presurosos a componer sus prendas a pocos días de que entran de nuevo. Aquí los recibimos siempre con amabilidad y siempre les recomendamos lo mejor para que el cliente quede satisfecho”.

Su estilo lo ha hecho merecedor del retorno de sus clientes, sobre todo de los vecinos del sector que siempre lo saludan. Su horario, como su trabajo, es riguroso: de lunes a domingo.

Los costos de sus labores van desde los $ 0,25 y el tope es $ 5. “Depende de la tarea”.

El cambio de un botón es lo más barato y el más costoso el reajuste total de un jean. La dureza de su tela a veces descompone a su compañera, la máquina, que sobrepasa los 50 años.

Él la usa hace más de 15. Y es complicado encontrarle repuestos. “Debo buscar o pedir (a los técnicos) que construyan una pieza, porque no puedo pensar en una máquina nueva, mi economía no da para eso”.

A los ocho años aprendió las técnicas de costura y albañilería. Ambas ocupaciones le sirvieron para sostenerse cuando llegó a Quito (hace más de tres décadas).

En un pequeño cuarto del barrio de San Marcos vive con su madre, quien perdió la vista. Él es el sustento y su máquina “el caballo ganador” con el que, en el mejor de los días, puede conseguir hasta $ 20.

Una competidora leal

A pocos metros, bajo un puente, está su competencia: doña María Pasquel, de 50 años.

 Ella, entre pedal y pedal, expresa que el oficio para el que estudió le ha permitido solventar los gastos de sus dos hijos.

Ellos, por las mañanas, montan el puesto de su madre y por la tarde lo recogen.

María labora cuatro días a la semana. Se turna con sus compañeras de oficio para que todas obtengan ganancias y lleven dinero a casa. “Aquí estamos cuatro de lunes a viernes y dos los fines de semana”.

Desde hace 14 años ocupa ese lugar. Así puede estar pendiente de sus hijos.   

“El problema que tenía antes es que no había quién los vaya a recoger a la escuela, pero ahora ese inconveniente ya lo superé y dispongo del tiempo que necesito”. Ella enfatiza que estudió corte y confección, por lo que sabe a la perfección de este oficio.

María en el primer intento encaja el hilo en el agujero de la aguja que coloca en su máquina Singer negra.

Ella pedalea sin cesar para lograr el acabado deseado. Con resignación mira su instrumento de labores y lamenta que ya no se fabriquen equipos en ese material. “Esta Singer es pesada y de las buenas, debe tener al menos 30 años, conmigo lleva la mitad de ese tiempo, pero me ha resultado rendidora”.

El trabajo que le encomiendan sus clientes no demora más de 30 minutos y puede resolverse hasta en cinco cuando la necesidad es mínima (hacer un ojal o colocar un botón en una camisa). “Lo que me lleva un poco más de tiempo es el cambio de puños o de cuellos. El resto es sencillo”. (I)

Datos

El período escolar de la Sierra y Amazonía arrancará el 4 de septiembre en todos los niveles de enseñanza desde 1ro. de EGB hasta 3ro. de bachillerato.

El inicio de las labores estudiantiles será progresivo. Primero ingresarán los estudiantes de 1ro. a 3ro. de bachillerato. Al día siguiente los estudiantes de 8vo. a 10mo. de Educación General Básica.

El Ministerio de Educación publicó en su página web una lista de los valores autorizados que pueden cobrar las instituciones educativas particulares para el nuevo año escolar.

Los departamentos de Consejería Estudiantil (DECE) deberán seguir el protocolo establecido por el Ministerio para abordar las problemáticas de violencia en la comunidad educativa. (I).

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