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Linaje asiático pone a la serpiente de árbol a salvo de los sapos

Las serpientes de árbol comen ranas nativas de todos los tamaños, pero evitan a los sapos. Este último fue introducido en Australia en 1935.
Las serpientes de árbol comen ranas nativas de todos los tamaños, pero evitan a los sapos. Este último fue introducido en Australia en 1935.
Foto: EFE
26 de abril de 2018 - 00:00 - Agencia EFE

El linaje asiático de las serpientes del árbol de Australia les ha permitido salvarse de la plaga de sapos americanos venenosos que desde hace décadas diezma la fauna nativa del país oceánico, según un estudio.

Algunas de estas especies han desarrollado una tolerancia fisiológica a las toxinas de este batracio (Rhinella marina) a lo largo de millones de años; pero este no sería el caso de las serpientes de árbol australianas (Dendrelaphis punctulatus).

“Su linaje se originó en Asia pero son altamente sensibles a las toxinas del sapo”, indicó el director del estudio John Llewelyn, de la Universidad James Cook.

“Un sapo de tamaño medio mataría a una serpiente de árbol que intentara comérselo. Y aun así esta última no ha sufrido un declive marcado pese a que los sapos son comunes en su hábitat”.

Los científicos descubrieron que los reptiles australianos son reacios a atacar a los sapos venenosos porque han aprendido a adaptar su conducta frente a ellos.

“Los ejemplares de árbol comen ranas nativas de todos los tamaños, pero evitan a los sapos a menos de que tengan un tamaño pequeño con cargas de toxinas muy bajas. Las hemos observado en áreas con y sin sapos y en ambos casos mostraban el mismo comportamiento”, precisó el científico.

El estudio concluyó que esta adaptación de las serpientes de árbol no tuvo lugar en Australia, sino que se originó debido a la exposición de sus antepasados asiáticos a las diferentes especies de sapos, lo que les permite coexistir con la plaga.

“Esto significa que a la hora de evaluar el impacto de una especie invasora no solo se necesita identificar a la especie vulnerable, sino que también debe tomarse en cuenta su origen biogeográfico”, enfatizó Llewelyn.

El sapo fue introducido en Australia en 1935 para combatir una plaga de escarabajos en las plantaciones de azúcar del estado nororiental de Queensland, aunque para desgracia de los agricultores de la zona, el anfibio no se comió a estos insectos y al no tener depredadores se multiplicó sin control por casi todo el país. (I)  

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