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Además de los estudios, la profesional se destaca en el taekwondo

Liliana Nango, la primera mujer waorani en titularse

Liliana Nango (primera fila, al centro) se graduó gracias a una beca del Programa Diversidad Étnica de la USFQ. Foto: cortesía Liliana Nango
Liliana Nango (primera fila, al centro) se graduó gracias a una beca del Programa Diversidad Étnica de la USFQ. Foto: cortesía Liliana Nango
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Quito.-

Tenía una meta: convertirse en la primera mujer waorani con título profesional. Con este objetivo fijo en su mente, Liliana Nango Guiquita llegó hace 6 años a Quito desde su natal Toñampari, en la provincia amazónica de Pastaza.

Desde el último año de bachillerato, Liliana cuenta que sabía lo que quería: “Mi destino estaba en Quito”. Estudiar en la capital le produjo entusiasmo y temor a la vez. “Es otra cultura y otra ciudad tan distinta”, rememora.

Venciendo los miedos, la joven de 22 años se esforzó por conseguir una beca completa de estudios (que incluye gastos de hospedaje y alimentación) que ofrecía el Programa denominado Diversidad Étnica en la Universidad San Francisco de Quito (USFQ). Tuvo 2 opciones para cursar sus estudios, al final se inclinó por la carrera de Finanzas.

En este centro superior demostró una vez más su dedicación a las letras y los números, que la hicieron merecedora de distinciones estudiantiles en la primaria y secundaria. Sus padres, José y Eva, quienes eran docentes en Arajuno, inculcaron en la joven el gusto por la educación.

“Estaba feliz porque iba a progresar como persona. A conocer gente muy valiosa, pero también algo nostálgica porque me separaba de mi familia y eso el primer mes me costó mucho”, dice Liliana, quien aún recuerda aquel junio de 2008 cuando pisó por primera vez las instalaciones de la Universidad en Cumbayá. 

Hoy, tras 6 años de estudio, Liliana es reconocida como la primera mujer de la etnia waorani que obtuvo un título universitario, y, además, es la primera en su familia en lograrlo.

Un cambio de hábitos

Como parte de la nacionalidad Waorani, una de las más legendarias del país, Liliana creció en medio de un gran apego a su familia. Actualmente los cerca de 2.000 habitantes de esta etnia se dividen en 30 comunidades o subgrupos. La Toñampari, a la que pertenece la joven, es uno de ellos.  

A su llegada a Quito tuvo en su hermana Jenny, quien estudia Periodismo en la misma universidad, a su mejor amiga. Juntas se apoyaron para superar la nostalgia de abandonar la familia. Tras un mes de adaptación al nuevo ambiente, entabló relaciones con sus compañeros de aula y también con los que pertenecen al Programa de Diversidad Étnica (PDE) de la USFQ.

Confiesa que se sintió apoyada desde el inicio. “No sufrí ningún tipo de discriminación. Todos los compañeros fueron excelentes, lo que sí tuve dificultad un poco fue con el inglés”. La enseñanza básica que recibió del idioma extranjero en la edad escolar le complicó en un inicio. Para superar esta limitación ingresó al programa de diversidad y profundizó los conocimientos de español y luego de inglés. En el último año de su carrera fue seleccionada para realizar un curso intensivo del idioma en los Estados Unidos. Todos los gastos fueron pagados por la embajada de ese país.

David Romo, director del PDE, confiesa que ‘Lili’ siempre fue una joven orgullosa de su etnia. “Aprovechaba cada momento para resaltar la importancia de los waoranis en el presente y futuro del país. Lucía con orgullo su atuendo”.

Siempre que la joven podía, disfrutaba de su platillo predilecto: el pescado, cuyo sabor la trasladaba a los ríos de Toñampari. El otro puntal de Liliana fue el deporte. Desde el colegio practicó el taekwondo y en la universidad lo perfeccionó. Integró por casi 4 años la selección universitaria y cosechó medallas de oro y plata. La mayor parte del tiempo libre la pasaba en el valle Cumbayá, o acudía al  centro histórico de Quito y en especial a la Plaza de San Francisco. “No era mucho de salidas a Quito, pero siempre me llamó la atención la Iglesia San Francisco, creo que era por la arquitectura y todo lo colonial que la rodea”, expresa la joven.

Desde la infancia su prima Jennifer Aragón fue su mejor amiga, pero encontró en Diana Tanguila a la mejor compañera de estudios. Juntas, en 4 meses, hicieron la tesis para la licenciatura en Finanzas con especialidad en Seguros. El tema fue: Análisis y Desarrollo de la renta variable y fija del mercado de valores.

Dice que la ceremonia de graduación, el 7 de junio de este año, marcó su vida. Al acto acudió con su familia, todos vestidos con sus atuendos autóctonos. Actualmente labora de Analista de Operaciones y Logística en el Distrito 16 del Ministerio de Educación, donde comparte labores con su madre Eva. Ahora trata de recuperar parte del tiempo que estuvieron distanciadas, aunque reconoce que nunca se perdió una fiesta típica de su comunidad.

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