Hacer sonreír a una joven que padece cáncer es difícil, más aún cuando las sesiones de quimioterapia o de radioterapia debilitan el cuerpo y entre un sinnúmero de dolencias la pérdida de cabello afecta la parte psicológica del ser humano.

Eso notó Javier Sandoval hace 7 años cuando formó la fundación ‘Dibuja una Sonrisa’.  Este ente, que se encarga de la recolección de cabello y fondos para tejer pelucas, nació en noviembre de 2010.

El principal referente fue mi abuela, comenta Sandoval, quien tuvo un problema similar. A medida que los meses transcurrían observó la necesidad que tenían los pacientes oncológicos. El tema del bajón anímico y el cambio notorio, tanto en el aspecto físico como en el emocional, impulsaron la iniciativa.

Deyaneyra Luna es una pequeña de 14 años a quien le diagnosticaron leucemia en diciembre de 2016.

Fue sometida a sesiones de radioterapia y  en poco tiempo su cabello  desapareció. “Fue un golpe muy duro”, relata su madre. Aunque ambas residen en Babahoyo, el Hospital del Niño, Dr. Francisco de Icaza Bustamante, las acoge.

Hace un mes en el hospital, Deyaneyra y dos jovencitas más recibieron por parte de la fundación sus pelucas. Cada una de estas fue personalizada, de acuerdo a la morfología de su cráneo; además, no deben ser pesadas para que hagan los movimientos de costumbre.

La donación de una peluca no se puede hacer realidad si no existe un donante. Una de ellas  es Jénnifer Santillán (24), estudiante de Comunicación Social, quien quiso ayudar a esta causa.

“Decidí cortarme el cabello y creo que el uso que le darán servirá a otras personas”.

Ella se registró en la página web de la organización  y escogió el apadrinamiento. Además se debe donar dinero como mínimo $20.

Después de depositar el dinero en la cuenta bancaria de la institución se acercó a una de las peluquerías oficiales, donde  midieron y le cortaron 20 centímetros de cabello.

El proceso de elaboración de una peluca se inicia con la donación.

El cabello luego entra en proceso de nutrición y de limpieza para eliminar todas las impurezas. De ahí surgen nuevas colas de cabello, llamadas ‘cola madre’.
Estas son empacadas al vacío y reposan unos dos o tres meses, tiempo en el cual toman las características para ser tejidas. (I)