Por el Día Mundial sin Tabaco 2014, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace un llamado a los países para que incrementen los impuestos de este producto y así reducir su consumo.

El tabaquismo cada año mata a 6 millones de personas, según la OMS, y si no es controlado afectaría a 8 millones en 2015.

La OMS da una fórmula simple: si el impuesto aumenta en 10%, el consumo de cigarros se reduce en 8% en los países de ingresos bajos o medios. En el mundo 32 países, que representan menos del 8% de la población total, tienen impuestos para estos productos.

Ecuador se ha unido a la lucha, y desde 2011 se han incrementado los precios. El año pasado, la cajetilla entera subió 20 centavos en su costo original y 10 centavos el medio paquete. La cajetilla de 20 cigarrillos Philip Morris cuesta $ 2,60 y $ 1,30 el paquete que contiene la mitad. La marca Marlboro es más cara. Solo la media cajetilla tiene un costo de $ 1,75 en las tiendas.

Impuesto no es suficiente

Sería sencillo entonces pensar que con los impuestos el problema de la adicción al cigarrillo está resuelto. Pero no es así, según datos del INEC un ecuatoriano gasta en promedio $10.4 en tabacos.

Además, el 1,7% de los menores, entre 8 y 9 años, ha encendido un cigarrillo. Las consecuencias de fumar a temprana edad, a diferencia de lo que se percibe, se visibilizan a  corto plazo. (Ver infografía).

El Ministerio de Salud conoce de estos efectos nocivos y por ello desde hace varios años mantiene una campaña para concienciar sobre el consumo. Las etiquetas de los paquetes de cigarros tienen mensajes como: ‘Si fumas apestas’ que muestra a un joven apagando la colilla del cigarrillo sobre su lengua y junto a él una mujer que no soporta su aliento. También está el caso de un padre que prefiere comprar tabacos antes que el pan y deja a su niño sin comida.  

Además la publicidad sobre el tabaco ha sido vetada en los canales de televisión de varios países del mundo. Organizaciones no gubernamentales denuncian que este consumo se promociona  por medio de mensajes subliminales en películas, redes sociales e internet.

Juan Sebastián Gómez es publicista y tiene su visión sobre las campañas antitabaco. Además, es fumador, consume entre 2 y 3 cigarrillos diarios. “Creo que el mensaje en las cajetillas es claro y las imágenes hasta cierto punto impactantes, pero no suficientes para evitar el consumo”, dice. A su criterio deberían impulsarse campañas masivas para cambiar los estereotipos del fumador. “El que fuma es chévere, maduro, adulto, independiente, libre”, explica.

La estandarización de colores e imágenes en las cajetillas para crear estrategias masivas antitabaco sería una buena idea según Gómez, quien reconoce que fumar es nefasto para la salud, “lo consumo porque me produce relajación. Soy consciente de la amenaza. Si me propongo dejar el cigarrillo, lo puedo lograr con éxito”, comenta.

Actualmente, el Gobierno francés trabaja en un proyecto de ley para imponer cajetillas de tabaco genéricas para todas las marcas. Esto, con el propósito de que los consumidores puedan agruparse y reclamar por las consecuencias en el consumo de sus productos.

A Stefany Poulett Sori las advertencias que aparecen en los paquetes de cigarrillos no le causan impacto. “Si compras cajetillas, lo que haces es cambiar de caja, o cubrirla para que lo grotesco de la foto no te incomode”, explica la joven.

Está convencida de que una campaña funciona cuando hay una educación generacional. Por ejemplo, cita modelos por seguir en los que   se prohíba el uso del tabaco como en películas y novelas.

La psicóloga Jenny Alvarado explica que las advertencias en las cajetillas no causan impacto cuando hay cuadros de adicción. “Si las personas son dependientes a la nicotina ignoran los mensajes. Ellos necesitan tratamiento terapéutico y ayuda profesional para liberarse del consumo aunque la adicción permanezca”, advierte.

Alvarado explica que las acciones compulsivas responden a personalidades adictivas que se generan, principalmente, por algún episodio traumático en la primera infancia, por ello deben ser atendidas con tratamientos psicológicos. “Ellos podrían dejar el tabaco, pero adquirirían otra adicción”, dice.

La realidad en Ecuador

La Cuarta Encuesta Nacional sobre uso de drogas en estudiantes de 12 a 17 años, realizada por el  Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas en 2012, concluyó que el 4,7% de la población consultada fuma esporádicamente, frente al 1,66% que lo hace con frecuencia. También señala que el 1,72% de jóvenes tiene un uso regular del cigarro y el 1,08% presenta cuadros de abuso.

Ecuador tiene la Ley Orgánica para la Regulación y Control del Tabaco aprobada el 22 de julio de 2011. En esta se resaltan 3 elementos fundamentales para la salud pública del país. El documento delimita espacios 100% libres de humo de tabaco; la prohibición de la publicidad de productos del tabaco a través de los medios y las advertencias sanitarias con gráficos en las cajetillas y envolturas de tabaco. Los empaques también deben detallar que el tabaco contiene más de 4 mil tóxicos.

La advertencia estará vigente hasta el 15 de julio de 2015, según la autoridad sanitaria.

DATOS

Según la OMS, aumentar el 50% en los impuestos del consumo del tabaco generaría más de $ 1.400 millones de fondos adicionales en 22 países de ingresos bajos.

El 16% de la población mundial está protegida del humo del tabaco por leyes nacionales integrales.

Solo en 24 países, que representan el 10% de la población mundial, está prohibido cualquier forma de publicidad, promoción y patrocinio del tabaco.

La Ensanut indica que el 14,5% de jóvenes entre 10 y 19 años en el país admitieron que alguna vez probaron un tabaco.