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A largo plazo podría haber personas afectivamente vulnerables
La falta de compromiso influye en el divorcio
La frase “hasta que la muerte los separe” interfiere con las cifras de divorcios en la sociedad actual. En los últimos 10 años las disoluciones conyugales en Ecuador aumentaron en un 119.1%, mientras que los matrimonios reflejaron una disminución del 8.9%. En otros países como China, las tasas de divorcio reflejaron un incremento por 12 años consecutivos. En 2015 hubo 3,9% más de rupturas que el año anterior, según la International Business Times.
En cambio en EE.UU. un reporte del Pew Research Center estimó que el 71% de los encuestados aceptaban moralmente el divorcio. ¿Cuál es el diagnóstico de la sociedad? El polaco Zygmunt Bauman, autor de la obra Amor líquido, que interpreta la fragilidad de los vínculos emocionales, señala que “las promesas de compromiso en una relación una vez establecida no significan nada a largo plazo”.
El sociólogo Carlos Tutivén lo cita y señala que este siglo XXI se caracteriza por el abandono de la tradición y la adopción de nuevos valores, a consecuencia de los cambios sociales como el auge de otras creencias, la liberación de la mujer en el movimiento feminista, y otras situaciones que atañen a las costumbres, entre ellas el matrimonio.
Tutivén manifiesta que existe una nueva forma de construir la individualidad a partir de acciones narcisistas, egoístas, consumistas y poco tolerantes a compromisos de tiempo largo. “Esto ha afectado notablemente a las parejas”, asegura.
El sociólogo señala que ahora hay un cambio de paradigmas en las parejas. “Antes los matrimonios duraban porque tenían la cohesión de la fe y la religión, el compromiso de los hijos o la intención de llevar adelante una familia a pesar de los problemas, pero eso no sucede con las parejas de ahora, quienes ven al divorcio como primera alternativa”.
De ahí que surgen las “nuevas solterías”, relaciones más libres que no buscan un matrimonio formal, sino simplemente la convivencia. Por ejemplo, Mario Guerrero, de 43 años, no cree en el matrimonio, sino en el compromiso de las personas a respetarse y amarse. En concordancia con su pensamiento se unió a su pareja hace 4 años. “Creo que más importante es dar la palabra, pues un documento no te garantiza nada. El amor y la confianza sí lo hacen”.
Guerrero tiene 2 niños con su anterior pareja y mantiene una muy buena relación con ella. Indica que cuando estaban juntos los problemas se centraban en la falta de compromiso. Este, a su criterio, es el principal factor que motiva los divorcios.
El presidente de la Asociación de Psicólogos de Ecuador, Jorge Luis Escobar, señala que las razones más comunes para que las parejas tomen distancia son la infidelidad y los procesos socioeconómicos, previo a un periodo en donde primó la falta de comunicación.
Para construir una relación duradera recomienda que esta se sostenga en el valor de la autoestima. “Esa relación va a consolidarse en la medida en que el proyecto gire alrededor de la libertad, el ejercicio al amor propio compartido y no de la obligación de compartirlo porque me dicen que hay que hacerlo”, recalca.
Escobar señala que la relación matrimonial como esquema de obligación social ha fracasado porque “el cerebro humano no está diseñado para ser obligado”. Escobar expresa que si la tendencia de divorcios va en aumento, la propagación de la especie humana no va a decrecer. “Lo que va a existir es que las personas, afectivamente, se vean más vulnerables porque no desarrollan ni consolidan relaciones saludables o duraderas”.
“El convencionalismo está siendo fragmentado y habría que invitar a la sociedad a redefinir y resignificar el discurso de cómo hacer que la gente se comprometa sin sentirse obligada y que los votos del amor nazcan de cada persona y no tengan que satisfacer la demanda que exige la sociedad actual”, menciona el picólogo. (I)