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La Coca-Cola se irá de Bolivia, en su lugar vendrá el mocochinchi
El 21 de diciembre, una de las bebidas más populares del mundo, la Coca-Cola, dejará de comercializarse en Bolivia.
El canciller boliviano de nacionalidad aymara, David Choquehuanca, anunció que en esta fecha se realizará una gran fiesta, a la que llamó “El fin de la Coca-Cola y el comienzo del mocochinchi”, refiriéndose a una bebida que se prepara hirviendo duraznos secos. También nombró al “wilkaparu”, un refresco que se obtiene a través del maíz.
Coca-Cola, la transnacional más grande que produce bebidas gaseosas en el mundo, cerró el primer semestre de 2012 con una ganancia neta de $ 4.842 millones de dólares, registrando un aumento del 3% en relación con el mismo período del año pasado.
En Norteamérica las ventas subieron un 1%, en Alemania y Japón un 4% en cada una. En Europa se registró un descenso del 5%. Sin embargo, los incrementos más pronunciados se dieron en mercados emergentes como India (20%), China (7%) y Brasil (6%).
Durante el primer semestre del año, las ventas crecieron en América Latina un 12%. En Ecuador, la fábrica de Coca-Cola produce mensualmente cincuenta millones de botellas.
La popular bebida ha sido objeto de críticas que se basan en estudios científico. En la universidad de California, por ejemplo, se realizó un análisis de los componente artificiales que se utilizan en la producción de esta bebida y también de la Pepsi Cola; para darles una coloración marrón, según los estudios, estos contendrían dos compuestos químicos cancerígenos.
Los experimentos se realizaron con roedores, relacionando estos colorantes con el cáncer de pulmón, hígado y tiroides. El director del Centro Científico de Interés Público, Michael F. Jacobson, instó a los representantes de Coca-Cola y Pepsi a que tomen medidas correctivas.
Los refrescos azucarados consumidos en exceso se han relacionado con la diabetes. Un estudio presentado en la American Heart Association considera que el aumento de bebidas que contienen azúcar registrado entre los años 1990 y 2000, ha contribuido a que en la última década surjan 130.000 nuevos casos de diabetes y 14.000 episodios de cardiopatía coronaria, en Estados Unidos.