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La ciencia brinda más oportunidades para la anhelada maternidad

La ciencia brinda más oportunidades para la anhelada maternidad
10 de junio de 2012 - 00:00

Desde hace dos semanas la quietud de la casa de Sandra Falconí (identidad protegida) -ubicada en el suroeste de la ciudad- está alterada por una llegada especial y muy anhelada.

Padres, hermanos y todos en la familia han esperado a Sandrita por 11 años, una pequeña niña de 5 libras que fue concebida por medio de la “Inyección de Espermatozoides Morfológicamente Seleccionados” (IMSI), una técnica de fecundación de alta complejidad  que se realiza desde aproximadamente dos años en Guayaquil. 

La historia de los Falconí empezó hace casi 12 años, cuando Sandra y su ahora esposo se conocieron en la Facultad de Medicina, y no difiere mucho de un romance tradicional: se enamoraron, se casaron y tuvieron a su primer hijo... Sin embargo, su instinto de padres les pedía un descendiente más.

Pero el tiempo pasaba. Llegaron nuevos empleos, maestrías, pero no un nuevo bebé... Sandra, ginecóloga de profesión, escuchó sobre la IMSI y pensó que podría ser una buena opción y decidió optar por este nuevo método.

En esta ciudad, el Instituto de Biomedicina Reproductiva de Guayaquil (IBMER) es el único consultorio médico que brinda la posiblidad de realizar este procedimiento. Jaime Bastidas y su esposa realizaron un masterado en Valencia, España, donde aprendieron la técnica que han ejecutado en unas 17 mujeres hasta el momento.

De esas, hasta la fecha actual, únicamente dos han logrado finalizar con éxito el embarazo y tienen ya a su bebé en casa. El doctor explica que este método de reproducción asistida está orientado específicamente a hombres que por diferentes motivos sufren de infertilidad.

“Al momento de hacer este procedimiento se estudian tres ítems: el número, la movilidad y la  normalidad del espermatozoide. Cuando hay problemas en estos aspectos el embrión muere o la mujer no queda embarazada”, explica Bastidas mientras muestra un video en el que se evidencia la escasa posibilidad que tienen los espermatozoides amorfos.

Diferentes centros de fertilidad españoles recurren a esta técnica (cuyas siglas vienen de su nombre completo en inglés “Intracytoplasmatic Morphology Select Sperm Injection”), que nació en Bélgica hace aproximadamente 5 años. 

“Mi caso fue algo así... Mi esposo es anestesiólogo en un hospital de la ciudad, y el hecho de permanecer en contacto por varios años con estos gases y otros medicamentos, alteró la calidad de su semen, lo que no le permitía que yo quedara embarazada”, cuenta Sandra.

“Cuando se realiza el IMSI, microinyectamos los ovocitos con unas micropipetas, luego de tres días devolvemos los óvulos fecundados al útero femenino”. Según explica, esta técnica se diferencia de otras como la Inyección Intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI) y de la Fertilización in Vitro (FIV) porque permite ver la calidad de los espermatozoides a gran profundidad, mediante un microscopio especializado. “Con el IMSI se los puede abservar más grandes, valorarlos mejor y escoger aquellos que están morfológicamente bien formados”, sostiene.

El galeno indica que mientras en el ICSI se puede ver los espermatozoides en proporciones que van desde los 200 a las 400 mil micras, con el IMSI el nivel de aumento está entre 600 y 800 mil micras. 

La vida de Sandra ha cambiado. Ahora con un nuevo bebé se la ve feliz y radiante, pese al cansancio y las noches en vela. “No me importa nada con tal de tener a mi bebé”, dice con una inmensa sonrisa, mientras acomoda a la niña en la cuna. Desde un costado de la habitación la observan emocionados su primogénito y su esposo.

“A la gente no le importa someterse a cualquier procedimiento con tal de ser madre. Al principio dudan, pero cuando ven al bebé en el ultrasonido y escuchan su corazón, se olvidan de todo. Usted viera la cara de esas mujeres...”, explica el ginecólogo. Con este nuevo procedimiento, explica, han conseguido una tasa de embarazos del 40%. “Es decir, de cada 10 parejas con infertilidad que nos visitan, 4 ó 5 consiguen embarazarse”, resume.

“Mi familia ideal está conformada por papá, mamá y tres hijos. Me hubiese gustado gemelos, pero tal vez el próximo año nos animemos por el tercero”, explica Sandra, mientras amamanta a su pequeña.

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