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La categorización universitaria inquieta a jóvenes estudiantes

La categorización universitaria inquieta a jóvenes estudiantes
30 de noviembre de 2013 - 00:00

La Universidad Central tiene al momento un presupuesto anual de 100 millones de dólares y cerca de 42 mil estudiantes. “Mi sueño siempre ha sido estudiar en una universidad de categoría A”, reconoce Manuel Lojan, machaleño y estudiante de la Central. Antes Manuel estudiaba en la Universidad Tecnológica San Antonio de Machala, que luego de la medición del CONEA en 2009 obtuvo categoría D y fue clausurada. Hoy dice que los resultados de evaluación de su actual universidad lo inquietan y desmotivan. La U. Central recibió calificación B.

“Es un golpe muy fuerte para todos los que hacemos un esfuerzo por estudiar, por dejar a nuestras familias y venir a la capital. No creo que sea justa esta categoría porque yo veo que es una universidad de exigencia”, dice Manuel.

El ingeniero informático Alejandro Lascano cree que la Central ha tenido avances en infraestructura y señala que en su facultad sí existe investigación en centros matemáticos y laboratorios. Aunque reconoce que “las autoridades ya sabían que se acercaba este reto y no lo pudieron lograr. Somos un equipo, un conjunto, pero si las autoridades no ponen su contribución no se puede mejorar”, expresa.

En el informe del Ceaaces, los centros en categoría B como la Central obtuvieron una calificación mínima de 35% e inferior a 60%. Se señala que estas universidades muestran desempeños óptimos en transparencia, organización e infraestructura. Hay críticas en cuanto a investigación y docencia.

“La planificación de la investigación en la mayoría de las instituciones (B) se desarrolla parcialmente y en algunos casos es inexistente”, dice el documento del organismo superior.

Carlos Muñoz, presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE), anuncia que el próximo martes, a las 10:00, se emprenderá una marcha desde la pileta de la universidad para rechazar la categorización. Agrega que solicitarán una nueva evaluación con veeduría de los universitarios y no descarta un amparo constitucional a la universidad.

Al igual que en la Central, los estudiantes de la Universidad de las Américas (UDLA) de Quito están consternados.

Doriz Pazmiño (28) estudia enfermería y cree que su universidad no merecía estar en categoría C, pero considera que “es un llamado de atención para que estudiantes y docentes mejoren”.

Patricio Santos, quien estudia Ciencias Políticas, califica de “injusta” la categorización y aunque el descontento sea general considera que es una oportunidad para exigir mayor calidad académica.

En los bachilleres también existe inquietud. Belén Yánez, quien estudia en el colegio Fernández Madrid, dice que estudiará medicina. Había pensado en la Católica de Quito (categoría B), pero ahora ha optado por la Politécnica Nacional o una universidad de Gran Bretaña.

Algo similar ocurre con Edwin Chingo, quien piensa estudiar ingeniería mecánica en algunos años.

“La categorización sí cambió mi perspectiva. Quería estudiar en la Central, era mi primera opción, pero ahora veo que la universidad ha bajado, y pienso ver otras opciones como la Politécnica”, dice Edwin. La Escuela Politécnica Nacional se ubicó en la categoría A.

EL FUTURO DE LAS UNIVERSIDADES EN CATEGORÍA D
El titular del Ceaaces, Francisco Cadena, ha insistido en que “ninguna universidad desaparecerá” por el hecho de estar en categoría D. Estos centros superiores que no alcanzaron los niveles mínimos están en proceso de acreditación.

Pero estas palabras no calman a los estudiantes de la Universidad de Guayaquil, que pasó de categoría B a D en medio de un proceso de intervención por el Consejo de Educación Superior (CES).

María Elena Sotaminga, de primer año de derecho de la Estatal, expresa que el resultado representa “un jalón de orejas para las autoridades. En mi facultad hay demasiada desorganización".

Jorge Kalil, titular de la Comisión Interventora, repite que su función “no es cerrar la Universidad de Guayaquil, ni carreras. Muchas carreras tomarán un giro para mejorar". Agrega que letra D es un compromiso para la Comisión: “se realizará una revisión exhaustiva para hacer bien las cosas y de esa manera subir de categoría".

Entre las falencias de la U. de Guayaquil se destaca la falta de publicaciones de investigación. De 2011 a 2012, la institución registró nueve proyectos, según datos entregados por Enrique Santos, miembro académico del CES. Otros datos recopilados por Santos muestran que solo el 3% de los docentes trabaja a tiempo completo.

Con este informe, Santos asegura que la reacción del rector de la Estatal, Carlos Cedeño, no fue la adecuada. Cedeño ha rechazado la evaluación del Ceaaces indicando que en el proceso se incluyeron valoraciones cuantitativas como el número de docentes con Ph.D.

“La Universidad de Guayaquil no está conforme con la ubicación y continuará trabajando para conseguir el fortalecimiento institucional”, dijo Cedeño.

Otra institución en categoría D es la Universidad Técnica de Machala (Utmach). En esa ciudad la dirigencia estudiantil expresa su preocupación. “No es momento para la soberbia ni la arrogancia, lo que se necesita es unidad, despojándonos de cuestiones politiqueras y partidistas”, expresan dirigentes universitarios como Lenin Aguilar, presidente de la Asociación de la Escuela de Derecho.

Los dirigentes estudiantiles propondrán al CES una intervención, al estilo de la Universidad de Guayaquil o la Luis Vargas Torres en Esmeraldas, recientemente intervenida por violaciones a la gratuidad y demás irregularidades.

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