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Jesús Ortega le regaló sonido a grandes artistas

El luthier Jesús Ortega trabaja en su local “Hortegs”, ubicado cerca de la Terminal Terrestre, en Cuenca.
El luthier Jesús Ortega trabaja en su local “Hortegs”, ubicado cerca de la Terminal Terrestre, en Cuenca.
Foto: El Tiempo
05 de julio de 2019 - 00:00 - Redacción El Tiempo

Guitarras clásicas y acústicas, charangos, mandolinas, requintos y ukeleles. Estos instrumentos de cuerda son fabricados por el luthier Jesús Ortega, en un proceso que requiere de precisión, dedicación, amor al trabajo y, sobre todo, “saber captar qué es lo que pide el cliente”.

Aprendió el oficio de su abuelo y de su padre. A los 10 años fabricó su primera guitarra, desde entonces ha elaborado un sinfín de instrumentos para artistas nacionales y extranjeros, entre ellos, el reconocido requintista Rosalino Quintero (+), así como importantes conjuntos musicales, como el trío Los Brillantes y Los Tres Reyes.

Un sutil aroma a madera se percibe en su taller “Hortegs”, ubicado cerca de la Terminal Terrestre, en Cuenca. En el lugar conserva la materia prima que obtiene de los árboles de laurel, palo rosa, ciprés, ébano, jacarandá, pino, entre otros.

“Aprendí desde cómo botar el árbol, a reconocer la estructura de la madera y sus hebras, cómo prepararla, cómo secarla y cómo hacer el corte radial para fabricar los instrumentos”, cuenta Ortega.

Con paciencia y sin perder la sonrisa, el luthier no tiene reparos en explicar detalladamente su trabajo, desde que prueba la madera mediante un ligero golpecito para “escuchar” su sonoridad.

Utiliza herramientas como gubias, prensas, sacabocados, pontezuela, cepillo, sierra, formones, lijas, moldes y compresor. Sin embargo, su experiencia ha permitido que “invente” sus propios utensilios, entre los cuales se destacan la máquina dobladora de aros y las bases para dar la inclinación correcta al espaldar de los instrumentos.

“La precisión es importante, porque al final los instrumentos suenan, pero si no están bien hechos, con exactitud, no tendrán la melodía correcta”, indica.

Foto: El Tiempo

Reconocimiento

El artesano es poseedor del “Reconocimiento de Excelencia de la Unesco para la Artesanía”, que le otorgaron en octubre de 2014 por la calidad y autenticidad de su oficio. Por la elaboración de un charango fue acreedor a este premio.

De origen ibarreño, el artesano trabajó sus primeros años en la localidad de San Antonio, cuna de escultores, talladores y maestros especializados en madera.

Los precios de los instrumentos varían de acuerdo a la madera con la que son fabricados. Así, los requintos van desde los $ 300, un ukelele se vende entre $ 300 y $ 700. “Mi guitarra más barata cuesta $ 300, mientras que las chinas están desde $ 130”, lamenta el luthier, pues mucha gente las adquiere por el bajo precio.

No obstante, él es consciente de la calidad y la sonoridad que ofrecen sus piezas a los músicos. “Cuando era en sucres vendí instrumentos de hasta 30 millones de sucres y vendí un requinto de $ 15.000, pero eso sucede una vez a los 15 años”, indica Ortega.

Hoy, a sus 55 años, es el último luthier en su familia, pues su único hijo optó por otra carrera. “Ni él se dedica a este oficio, ni yo le exijo”, admite el artesano y lo atribuye a las dificultades económicas que se presentan en esta labor. (I)

El oficio
Elaboración
El tiempo de elaboración depende de lo que solicite el músico y la fabricación de cada instrumento la lleva grabada en sus manos y su mente. El verdadero reto es “interpretar la exigencia del cliente”, sostiene el artesano.

55 años tiene este artesano que llegó a la capital azuaya desde Ibarra.

Diseños
En su local de venta de instrumentos, donde además está instalado su taller, tiene charangos tallados con los rostros de Atahualpa, Rumiñahui y de un armadillo. (I)

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