La limpieza constante y la utilización de los implementos de bioseguridad, así como la dotación de gel desinfectante para cada cliente, son esenciales en cada trabajo que se desarrolla en un estudio de tatuaje.

De acuerdo con el protocolo establecido por el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional,  estos espacios deben contar con provisión permanente de agua (potable o entubada) y observar medidas estrictas de higiene en la desinfección de cada uno de los equipos que utilizan para diseñar sobre el cuerpo humano.

Esto no es nuevo para quienes laboran en este campo, donde siempre han observado normas sanitarias para evitar la propagación de bacterias y virus de una superficie a otra.

“Nuestro trabajo está dentro del mundo del arte; sin embargo, por el contacto que tenemos con la piel del ser humano mantenemos una estricta vigilancia sanitaria en todos los aspectos”, afirma Mateo Granizo, del estudio Carla Taru, al norte de Quito.

Afirma que la micropigmentación, desde antes de la pandemia, tiene estrictos controles del Ministerio de Salud y la Agencia de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa), para evitar afectación a la salud humana por una mala utilización de los implementos o insumos que se emplean.

“Somos conscientes de lo que implica nuestra labor y por eso observamos medidas higiénicas que nos han permitido tener una clientela satisfecha y segura”.

Él lleva una mascarilla, un visor, guantes y desinfecta el equipo cada vez que concluye el trabajo solicitado por el cliente. Además, las agujas y punteras que utilizan en el diseño son desechables y eso les permite descartarlas totalmente.

“Las máquinas se desinfectan con esterilizante después de cada trabajo”.

Antes del ingreso al local, que cuenta con un sillón de superficie de fácil desinfección, tal como lo estableció el COE, aplica gel desinfectante al cliente e inmediatamente lo conduce al baño para que se lave  las manos con agua y jabón.

Para evitar que exista un contacto entre clientes, les pide reservar su cita a través del WhatsApp para una atención oportuna y más segura.

Patricio Nardi, de Nardi Ink Tattoo, fue uno de los actores de la elaboración del protocolo para la reapertura de estos espacios de arte sobre el cuerpo humano.

Cuenta que, mucho antes de la pandemia, los estudios de tatuaje ya usaban guantes y la desinfección constante de sus espacios.

Como parte del nuevo protocolo piden a los clientes no llevar anillos, relojes, pulseras y otros objetos en la mano que pueden ser agentes de contagio. También es necesario que el usuario acuda con una mascarilla quirúrgica y la mantenga todo el tiempo puesta.

“No deben venir con ningún acompañante y respetar el horario de la cita. Además, está prohibida la ingesta de cualquier alimento y bebidas alcohólicas mientras permanezcan en el local”.

Su negocio no tuvo mayor problema en la pandemia, y hoy, gracias a su manejo de redes, atiende a un máximo de dos personas al día.

“Hay que ofrecer un servicio seguro, que deje al cliente satisfecho”. (I)