En los cuentos de Heidi Jones no hay una princesa por rescatar

Heidi Jones lleva puesto un jean roto, blusa celeste, chaqueta larga blanca y zapatos Converse. Al recibirnos luce un poco atemorizada a causa de la réplica que en Guayaquil se sintió hace una semana. Ese nerviosismo se pierde cuando empieza a hablar de sus cuentos.

Hace 8 años empezó a trabajar en lo que se convertiría en una colección de 6 cuentos, en los que aborda las fobias, los temperamentos, los límites, la perseverancia, las diferencias. Su presentación será hoy en el salón Eloy Alfaro, del Centro de Convenciones, en Guayaquil.

La cercanía de Heidi con los niños va más allá de ser madre de 5 hijos y abuela de uno. Durante 15 años se mantuvo dedicada hacer teatro y a escribir los guiones para niños, además de ser conductora de un programa iKids que se presentaba por internet.

“Cuando estoy con ellos soy como un pez bajo el agua. Me gusta conversar con niños, disfrazarme para ellos y contarle los cuentos como el personaje. Por todo eso quise hacer algo que sea mío”.

En los cuentos de Heidi no hay princesas que rescatar, pero sí muchos valores. Hay un niño sin una pierna. Quería llevar un mensaje de inclusión a la sociedad. Señala que todos los temas que trata en sus cuentos llevan a la reflexión en un niño acerca del estrés que ellos pasan. Para ello investigó a través de libros, consultó a psicólogas acerca de los textos y cómo introducir estos temas de manera adecuada.

Relata que el primer cuento que escribió -Tulipán- toca las diferencias, los diversos temperamentos y el efecto que provocan cuando no son canalizados correctamente. “Hay muchos niños que son más participativos, mientras que otros son callados, melancólicos, soñadores. A través del libro enseño que ambos se pueden complementar y tener armonía”.

En Zúa, en cambio, Heidi reflexiona sobre las fobias hacia los insectos. Explica que en vista de que en la actualidad las películas muestran a los insectos como inmensos monstruos, los niños crean este miedo. “No saben que los insectos son parte de la naturaleza y cada uno tiene algo especial. Eso es lo que les enseño: a no tener temor”.

En Súper Coraggio también trata el miedo y cómo vencerlo, mientras que en Ruta 67 habla de las limitaciones que se pone el ser humano. “A través de un gusanito que se llama Pol, al que no le salieron alitas, demuestro cómo, a pesar de su limitación, es parte de la naturaleza. También tengo a Oliver, un niño de raza negra que le falta una pierna. Él piensa que no puede hacer muchas cosas, pero le enseñamos que tiene manos, inteligencia”.

Am/Pm y La brújula completan la colección de cuentos, que tiene, entre otras de sus características, el uso de mucha ilustración para que los que los lean vean paso a paso una situación. “Para que les guste la lectura, los gráficos les ayudarán mucho. Así, cuando tú le digas: ve y lee un cuento, será como un juego que no es aburrido de leer”. Al final -asegura- el libro es el que lo va a acompañar toda la vida. “Si ellos tienen una buena experiencia con un cuento, después aceptarán el libro de ciencias, el de matemáticas, y otros”. (I)