Antes un colegio técnico invertía en equipamientos que luego de un tiempo terminaban siendo obsoletos. Para remodelarse tenía que esperar una asignación presupuestaria; pero hasta que eso ocurra  los estudiantes practicaban con máquinas que ya en las empresas no se usaban. “Entre comillas, se daba formación técnica, pero en la práctica era un gran engaño a los estudiantes”, aseguró el ministro de Educación, Augusto Espinosa.

Precisamente, esta cartera apuesta por un nuevo modelo, en el que las empresas sean los espacios para la práctica de los futuros bachilleres técnicos, y los gerentes de estos lugares serán quienes decidan el talento humano que necesitan.

Para lograrlo habrá una alianza estratégica entre el sector productivo y el bachillerato técnico (BT).  

El martes pasado en las instalaciones de la Corporación de Promoción de Exportaciones e Inversiones (Corpei) en Guayaquil, los representantes de ambos sectores se reunieron para intercambiar sus propuestas y aplicar el modelo.

Espinosa explicó durante su intervención que el BT existe en Ecuador hace muchos años, pero ahora con el Bachillerato Técnico Productivo se dará un giro. “La intención es que este se convierta en una alternativa para miles de estudiantes que sí tienen una vocación técnica. Si revisamos estadísticas de los matriculados en bachillerato veremos que alrededor del 50% ya elige una rama técnica”.

Para el año lectivo 2016 se aspira a concretar 5.000 estudiantes matriculados en la Costa y en la Sierra 10.000 cupos adicionales.  

La oferta con la que iniciará el Bachillerato Técnico Productivo la integran: los sectores agropecuario (producción de semillas); agroindustria; industrial; y de servicios.

Lupe Garay, directora de la Unidad Educativa Santa Luisa de Marillac, de la Junta de Beneficencia que participó en el encuentro, propuso incluir otras especialidades pertinentes a las necesidades de Guayaquil. “Nosotros hemos identificado otras ramas que precisa el graduado y hemos propuesto las opciones de servicio al cliente, primeros auxilios o promotores de la salud”, dijo Garay.

Espinosa contó que además de Guayaquil ya han mantenido reuniones en Quito con empresarios y que se pulen algunos convenios, para que los trabajadores culminen el bachillerato técnico mientras están en una empresa. “Muchos no tienen título y otros necesitan perfeccionamiento, que podemos ofrecerles a través de los programas del Ministerio de Educación”, indicó.

Según Ricardo Estrada, presidente ejecutivo de la Corpei, estas alianzas valen la pena que se promuevan y conserven, “que sea la empresa privada la que diga esto es lo que necesito. Este el camino correcto que va a ayudar a cambiar el país”.

Mauricio Trujillo, gerente general del fabricante Haceb, ve en el proyecto una oportunidad, “la línea blanca es un área que requiere de especialidad y al momento no existe un pénsum. El que podamos desarrollarlo y aportar con temas técnicos va a mejorar la calidad del servicio”.

Señaló que la preparación  de un técnico podría tomar 6 meses o más y es costosa. Trujillo explicó que la inversión que realiza como empleador es igual al valor del sueldo que gana un técnico -que oscila entre $500 y $ 800- multiplicado por el tiempo que dure la capacitación.

Recordó que en su natal Colombia también existe una deficiencia de técnicos. Estrada añadió que una empresa llega a invertir entre $ 15 mil o $ 20 mil en la capacitación en el exterior de sus técnicos.

Tras finalizar el evento “Creando alianzas entre el Bachillerato Técnico y Sector Productivo” quedó el compromiso de mantener nuevos encuentros para fortalecer el proyecto que inició en la Unidad Educativa en Limoncito, en Santa Elena. En este plantel los 266 jóvenes se formarán con el nuevo modelo técnico. (I)

DATOS

Durante el encuentro con el sector productivo, el ministro de Educación Augusto Espinosa explicó que el sistema dual está dividido en 3 áreas: Formación para la innovación; Formación para la Producción y Capacitación para el Servicio.

10.000 jóvenes que fueron becados salieron del país para capacitarse en disciplinas del conocimiento que requiere el cambio de la matriz productiva.

El Bachillerato Técnico es una opción del Bachillerato General Unificado. En este los jóvenes estudian además de las asignaturas del tronco común, módulos formativos en áreas técnicas y productivas.

La unidad educativa en Limoncito fue concebida con un modelo experimental agropecuario y cuenta con el apoyo de la Escuela Agrícola Zamorano, de Honduras.