El mundo debe prepararse para cultivos sin abejas (INFOGRAFÍA)

¿Virus, bacterias, hongos o parásitos? ¿Quizá pesticidas como los neonicotinoides? Estas interrogantes fueron planteadas por científicos franceses hace 20 años cuando vieron las primeras colmenas caer y con estas una decena de abejas morir. Precisamente hace 2 décadas, la agricultura intensiva ha usado los neonicotinoides, un tipo de químico que ahuyenta a los ‘insectos’.

Resulta que las abejas también son insectos, pero su función es vital para el ecosistema: son polinizadores naturales y cuando van de flor en flor ayudan a los cultivos a reproducirse. Las flores y las abejas evolucionaron juntas y como tal un mundo sin ellas alteraría el hábitat de las especies y de los humanos.

Tras la advertencia francesa, en 2005 saltaron las alarmas en Francia, Bélgica y Holanda. Un año después, en Estados Unidos, los apicultores descubrieron que los insectos simplemente desaparecían y provocó el denominado Desorden del Colapso de Colonias (CCD, por sus siglas en inglés).

Hace una semana, el tema fue tratado en Miami durante el Día Nacional de las Abejas, en donde participaron productores de miel y apicultores manifestando su preocupación por el problema.

La principal función de las abejas es cumplir con su papel como polinizadores, pero al estar en contacto con plantas llenas de pesticidas, ocasionan que se les paralice las alas o les afecte el sentido de la orientación, “un problema importante en vista de que una abeja puede volar hasta 5 millas para buscar el polen”, reconoce la bióloga Gabriela Orihuela, del jardín botánico Fairchild Tropical, en Miami. La Unión Europea (UE) hizo el primer estudio de mortalidad de las abejas y arroja cifras de hasta el 40%.

Aunque en el país no hay datos de la población de abejas, el responsable del área de entomología de la Universidad Agraria de Guayaquil, César Morán,  considera que la disminución de estas especies también podría ocurrir en Ecuador.

“En nuestro país se mantienen los monocultivos, es decir las grandes extensiones de cultivos de banano y caña de azúcar. Anteriormente los agricultores tenían una diversidad en  1 o 10 hectáreas lo que ayudaba que las abejas tengan  mayor cantidad de entomofauna y podían adquirir el néctar de las flores, pero estas áreas han disminuido”, dice Morán. El ingeniero agrónomo resalta que en Ecuador prolifera la especie Apis Mielífica, encargada de fabricar miel.

Menos cultivos y vida...

Dentro de los productos generados por estos insectos se encuentra el propóleo, empleado en la medicina natural como antioxidantes y antiiflamatorios.
También está la miel, utilizada en la alimentación, mientras que de la cera se fabrica el lápiz labial, de cejas y otros cosméticos.

“Al no contar con una población extensa de abejas estas producciones disminuirían”, dice Morán.
Añade que estos individuos protegen la capa de ozono luego de echar, en forma de gas, una sustancia que adquieren cuando toman el néctar de los sembríos.

Para la coordinadora de la carrera de Biología de la Espol, Alba Calle, la disminución de abejas también se debe al cambio climático, que afecta incluso a otras especies.

“El mayor inconveniente se ve reflejado en que ellos son parte del organismo que ayuda a la dispersión de semillas, es decir son polinizadores y al no haber polinización no hay propagación de ciertas especies vegetales, esto causaría un gran problema”, manifiesta Calle.

¿Cómo parar su muerte?

Un estudio de Greenpeace, en Estados Unidos, recomienda la prohibición del uso de plaguicidas tóxicos para las abejas, como imidacloprid, tiametoxam, clotianidina, fipronil, clorpirifos, cipermetrin y deltametrin. Greenpeace no está contenta con las medidas de la UE de prohibir  los pesticidas neonicotinoides. Exigen más campañas nacionales a favor de los polinizadores y prácticas agrícolas, como la rotación de cultivos y superficies ecológicas.

Morán explica que un plaguicida  orgánico correcto ayuda a la supervivencia de las abejas. Estos pueden ser elaborados con productos naturales, como cebolla y ajo.

Los productores de plaguicidas -Bayer, Syngenta y Basf- no aceptan que haya evidencias sólidas de que sus productos sean la causa del problema. Mientras la ciencia y la ecología se ponen de acuerdo, hay especialistas que consideran que el mundo debe prepararse para tener cultivos sin abejas ni flores.