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El estigma caracteriza esas relaciones donde ella es mayor que el hombre

Emmanuel Macron se enamoró de su esposa Brigitte cuando era su alumno de drama en el colegio. Ella es 25 años mayor que él.
Emmanuel Macron se enamoró de su esposa Brigitte cuando era su alumno de drama en el colegio. Ella es 25 años mayor que él.
Foto: Archivo / EL TELÉGRAFO
03 de marzo de 2018 - 00:00 - Diana Ramírez

“Haga lo que haga, ¡me casaré con usted!”, le dijo un joven, de 17 años, a su profesora de literatura, de 41.

Ella estaba casada y tenía tres hijos y se sentía atraída por la inteligencia y madurez de ese muchacho. Los padres del joven no aceptaban la unión y decidieron mandarlo a estudiar lejos.

Pasaron 13 años y en 2007 volvieron a encontrarse. Ella ya estaba divorciada y decidieron unir sus vidas. Esta es la historia de amor del presidente de Francia, Emmanuel Macron, y su esposa Brigitte. Ahora con 40 y 64 años, respectivamente, son una pareja muy mediática.

La unión tradicional clásica de la sociedad donde el hombre es mayor que la mujer en la pareja se ha roto con el transcurso del tiempo.

 En Ecuador, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en  2016 de 57.783 matrimonios,  en el 32% de las uniones la mujer es mayor.   

¿Qué buscan las mujeres?
En el siglo XXI la mujer ya no desempeña el mismo rol de hace años.

La docente de Antropología Cultural, Stella Benítez, explica que “por el desarrollo de la mujer en la sociedad tiene independencia económica, mucha autonomía y bastante libertad”.

Esa libertad en la toma de decisiones permite que se dé este tipo de relaciones.

Benítez declara que la afirmación de poder y sentir que aún con los años despierta pasiones y se siente hermosa son algunas de las motivaciones de la mujer para estar con una persona menor.

Estas relaciones donde hay una diferencia de edad se dan con las segundas o terceras parejas.

“Una mujer con un criterio formado, con madurez y con experiencia encuentra en esta figura de hombre (menor) espacios para protegerlos y cuidarlos”, asegura la psicoterapeuta Andrea Sánchez.

Ella agrega que estas relaciones se dan porque en el subconsciente de la mujer es como una madre para él, dejando en claro que esto no afecta en la intimidad de la pareja.

El hecho de que el hombre sea menor no significa que no sea maduro, expone la especialista.

“La madurez depende de  la genealogía, cómo fue su infancia” y tampoco significa que la mujer será la cabeza de la relación. “Hay diferentes clases de mujeres. La figura del matriarcado donde ella tiene el poder en la relación y hay donde otras que son sumisas, se puede dar sin importar que sea mayor o menor a la pareja”.  

Qué buscan en una mujer
Con los hombres es más sencillo. Sánchez afirma que en la mayoría de los casos los hombres buscan una figura materna. “Encuentran en las mujeres (mayores) la necesidad de como hombres sentirse protegidos”.

Sin embargo, no siempre es así, porque hay casos en los que la mujer es menor y ella cuida y protege a su pareja.

Mientras que el hombre cuando más desee esa figura materna, habrá más problemas en su relación de pareja.

Estigmas de la sociedad
“Ella podría ser su madre”, “lo terminará de criar”, “robacunas”, esto y más es lo que tienen en mente las personas al ver una relación de este tipo.

Según el sociólogo Robert Párraga, el rechazo hacia estas parejas se da por convencionalismos de la cultura.

“Cuando el hombre está con una mujer menor es visto como un triunfador, pero si es al contrario todavía hay resistencia de parte de la sociedad. Las personas tienden a estigmatizar lo que se ve diferente”, declara Sánchez.

Párraga comenta que, a pesar de ello, ahora existe una tendencia por parte de los jóvenes a aceptar las relaciones de parejas diferentes a lo convencional.

Theresa DiDonato publicó en la revista Psychology Today (EE.UU.), un estudio en el que presenta una regla para calcular la edad mínima o máxima que debe tener la pareja para que no sea mal vista por la sociedad y se denomina “la regla de la mitad más siete”.

Para la edad mínima se debe dividir su edad entre dos y luego sumar 7 años; ejemplo: tiene 26 años divido para 2, son 13 más 7 serían 20 años el resultado. Para la edad máxima se restan 7 años a su edad y el resultado se lo multiplica por 2; ejemplo: tiene 22 años, menos 7 son 15 multiplicado por 2, el resultado sería 30 años.

El principal problema en estas relaciones es la opinión pública, si deciden empezar una vida juntos deben enfrentar y romper con los estereotipos impuestos.

Benítez habla de tendencias y explica que, según las estadísticas, estas parejas no suelen terminar juntas.

El porcentaje que logra mantener su relación no es muy alentador. “El ser humano no puede saltarse etapas, entonces un joven querrá vivir fases que ella ya vivió” y es ahí que comienzan los problemas, porque uno de los dos tendrá que acoplarse al otro y por ende ceder más.

La intimidad, el romance, el amor y el compromiso no es lo único que se necesita en una relación; mantener un proyecto de vida común es fundamental para cualquier pareja.

Es por eso que para el sociólogo Párraga cuando se comparten los mismos ideales y proyecto de vida las probabilidades de que funcione la relación son más altas.   

“Debemos vivir las relaciones de pareja de la manera más sana y equilibrada que nos permita completar nuestro proyecto de vida”, aconseja Benítez.

El profesional agrega que es importante estar seguros al iniciar una relación de este tipo de situaciones para evitar sufrimientos.

Andrea Sánchez aconseja que “si tu amigo, tu hermano, tu tío o tú mismo estás enamorado de alguien mayor y eres feliz, el resto está de más”. (I)     

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