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El chocolate con sazón esmeraldeña nunca falta en la mesa del pueblo afro
Los esmeraldeños tienen una costumbre culinaria que reaparece en diciembre. El pavo, el pan, la bebida, los confites o cualquier otro elemento de la cena navideña varía de acuerdo con el gusto y economía de cada familia, pero lo que no puede faltar es el chocolate.
Dicha bebida en el pueblo afrodescendiente es considerada un símbolo de unión en la comunidad.
Magaly Tenorio Valencia aprendió a elaborar el chocolate cuando tenía 15 años. Su abuela Dehifilia Achilie le enseñó la preparación de este y otros platos. “Esa edad -recuerda- era la indicada para que las mujeres aprendan a cocinar”.
Hoy tiene 60 años y conoce al dedillo la receta. Con habilidad, coloca una olla en la cocina y vierte en ella la leche de vaca de cualquier marca. “Ahora se utiliza más la de cartón, pero antes se hacía con leche recién ordeñada. También se puede preparar con la de coco”, explica, mientras agrega canela, pimienta y clavo de olor.
En menos de 3 minutos el líquido hierve y el siguiente paso es adicionar el secreto de la preparación: el chocolate esmeraldeño en barra.
La porción del cacao se encuentra fácilmente en su tierra, en tiendas o plazas. En Guayaquil, la ciudad que hace más de 30 años la acoge, no hay el ingrediente, a menos que sea encargado a una persona que retorne de Esmeraldas. Eso hace.
Ella -quien continúa con la preparación- corta un pequeño trozo del cacao recién sacado de la refrigeradora; lo revuelve ágilmente con la batidora hasta que se disuelve.
“Antes se usaba la redecilla, un utensilio parecido, elaborado con la raíz de un palo y que también servía para batir la caspiroleta (contiene huevos, azúcar, leche, aguardiente y canela). La bebida era consumida por las mujeres que recién alumbraban, para que tengan fuerzas”.
Una vez disuelto el chocolate le agrega azúcar y sal al gusto. Lo cierne y “entaza” (ponerlo en taza). “¡Tómelo! Esto le da energía y vitalidad”, sugiere a sus invitados.
Bajo costo
El chocolate fue preparado en menos de cinco minutos. Ella solo gastó en ingredientes $ 2,50.
El poco dinero requerido, la rapidez de la preparación y el agradable sabor hacen del chocolate la bebida preferida de los esmeraldeños no solo en las festividades de diciembre, sino en cualquier momento del día. “Se lo consume en el desayuno o en la merienda, acompañado de un plato llamado la ‘bala barbona’ (bolón de verde mezclado con carne de cerdo).
Mañana, cuando celebre la Nochebuena y su cumpleaños, Tenorio continuará con la tradición culinaria junto con su esposo Washington Corozo y sus nietos.
También estará presente su amiga Carmen Lazo, quien cada año la acompaña en ese día de unión familiar. “El que me viene a visitar, come, porque hago temprano la comida, así gano tiempo para descansar y poderlos atender”.
Asegura que gracias a su abuela Dehifilia, con quien se crió, hoy le puede dar chocolate a sus nietos y a las personas que acuden a visitarla.
Para Tenorio tener esta bebida en sus manos es motivo de añoranzas de sus años de infancia, en Barrio Caliente, norte de Esmeraldas.
De aquel sector tiene el recuerdo de una vecindad unida, considerada una de las zonas con más historia de la provincia, donde también creció el poeta Antonio Preciado.
El reencuentro familiar, como cada año, está previsto el 31 de diciembre con alrededor de 30 personas, entre tíos y primos de la primera y segunda generación. (F)