Un currículo adaptable y flexible, que se acople a las necesidades del territorio rural en el que está asentada la unidad educativa, es la aspiración de pequeños y medianos productores agrícolas, quienes entregaron sus propuestas en la presentación del informe del Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural (Rimisp).

La autora del informe, Alejandra Calderón, dijo que a través del estudio se descubrió que persiste una urbanización del medio rural, en las metodologías; es decir, las clases que se imparten en el campo no van acorde a la realidad de los campesinos o montuvios.

La falta de interés es entonces una de las causas para que el 11,4% de los jóvenes en el campo abandonen el colegio. Mientras que el 46% lo hace por falta de recursos económicos.

“Las políticas y programas de educación muestran crecimientos, pero sin especificidad en contextos rurales de acuerdo a las necesidades específicas del territorio”, reiteró Calderón.

Heitel Lozano, productor arrocero de Santa Lucía (Guayas), puntualizó que desean que el Ministerio de Educación les consulte a los pueblos campesinos para elaborar el nuevo currículo.

“Queremos que el estudiante salga de la secundaria con los conocimientos necesarios para poder enrolarse laboralmente en el ambiente en el que viven, porque yo me he topado con bachilleres contables que no saben ni cómo llenar una retención o informáticos que no conocen de computación”, indicó Lozano.

Para apoyar ese requerimiento, el Ministerio de Educación ya tiene planeado implementar el bachillerato técnico productivo a partir de 2016.

Incluso esa cartera de Estado mantiene reuniones periódicas con empresarios, tanto nacionales como foráneos, en busca de llegar a acuerdos que faciliten que los bachilleres se capaciten y a la vez laboren en dichas empresas.

Hace algunas semanas hubo un acercamiento con empresas de origen colombiano que tienen sus plantas de producción en el país.

En el régimen Costa iniciará primero este tipo de bachillerato, con especializaciones en el sector acuícola y ganadero.

Este título se obtiene tras terminar el bachillerato general y realizar un año más de estudios duales, es decir, se combina la parte teórica con la práctica.

“Lo que siempre hemos anhelado es que los estudiantes, independientemente del lugar donde viven (ciudad o área rural), tengan la misma calidad de educación y así garantizarles igualdad de oportunidades en el desarrollo profesional”, comentó Heidy Ocampo, subsecretaria de Fundamentos Educativos subrogante, durante la presentación del informe Rimisp. Adelantó que para el próximo año habrá una reforma al currículo educativo nacional, a fin de que sea moldeable a la realidad y necesidad de cada sector rural para lo que se conversará con los actores sociales.

“Muchas de sus propuestas las vamos a canalizar, pero deben darse cuenta de que nosotros solo tenemos competencia a nivel de educación media y algunos de sus requerimientos traspasan ese ámbito, por lo que deben conversar con instituciones educativas superiores”.

Por su parte, el manabita Rafael Torres, representante de la Federación Nacional de Productores de Plátano, dijo que la realidad en los campos es diferente a la que se imaginan las autoridades en las ciudades.

“Las letras no se escriben en el campo. Estamos abandonados, es doloroso y decepcionante ver que más del 30% de la población ha migrado a la ciudad y la poca que ha quedado está envejecida con una cultura agrícola del siglo XX”.

Torres reconoció que está en el imaginario social asociar el campo con la pobreza, cuando muchas veces es lo contrario, lo ideal -según él- es dar las herramientas a los jóvenes para que se queden en el campo.

Ese criterio también lo sostiene Calisto Rómulo, de la Asociación de Productores Orgánicos de Cacao de Esmeraldas, quien pidió que a todas las nacionalidades se les dé un trato igualitario. “Lo importante es el respeto a toda la diversidad”.

Al momento, en el área rural se educan más de 1 millón de niños y jóvenes, en un aproximado de 9 mil instituciones. Los docentes también han sido capacitados para que logren sus maestrías. (I)

Datos

En el informe del Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural (Rimisp) se reconoce que hay avances en toda la educación nacional, incluida la rural, y que la gratuidad de libros y matrícula ayudó a frenar la deserción estudiantil.

El documento hace hincapié en que la población que al momento se encuentra trabajando en los campos con conocimientos experimentales, en su mayoría, son mujeres y de edad avanzada.

En el estudio se menciona que las universidades aún siguen concentrándose en las ciudades y no llegan a los centros rurales, por lo que los habitantes de este sector deben emigrar a las capitales.

Por la experiencia de los productores, ellos consideran que es necesario que en el área rural, de acuerdo a la realidad, se debe establecer unidades técnicas y productivas del milenio.